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Pere Aragonès logró lo que parecía imposible: animar el maratoniano y cansino Debate de Política General que ayer arrancó en el Parlament. Lo hizo lanzando un órdago a Salvador Illa, jefe de la oposición, a quien reclamó un "acuerdo de claridad" sobre un referéndum de independencia. En la línea de lo sugerido en 2016 por Miquel Iceta. Lo único que pretende el presidente de la Generalitat es ganar tiempo y distraer la atención de las desavenencias con sus socios de Junts per Catalunya (JxCat). Pero al menos, entonó la sesión.