Plataforma per la Llengua vuelve a la carga con su obsesión por imponer el catalán y erradicar el castellano de la vida pública por todos los medios. Llegado el verano, la entidad ultranacionalista subvencionada por la Generalitat actualiza sus objetivos y ahora se dedica a exigirle al Ayuntamiento de Barcelona que proyecte el 50% de las películas en catalán en su ciclo de cine al aire libre de Montjuïc, y a intentar que los monitores de colonias y campamentos de verano les hablen a los niños sólo en este idioma.
Por lo que respecta a lo primero, no deja de ser curioso que la misma entidad que --en plena sintonía con el Govern secesionista-- rechaza con uñas y dientes que un mísero 25% de las clases del sistema educativo de la autonomía sean en castellano, como dictó el TSJC, pretenda establecer porcentajes lingüísticos en el cine. Y, sobre lo segundo, llueve sobre mojado: en lugar de preocuparse por el bienestar y la felicidad de la infancia, la autodenominada "ONG del catalán" vuelve a evidenciar que su única inquietud es evitar que los niños hablen en la lengua que les venga en gana. Nada nuevo bajo el sol, por desgracia, y otro flaco favor que le hacen al idioma que tanto dicen defender: en lugar de prestigiarlo, su imposición del monolingüismo sólo genera rechazo.