Christine Lagarde
Al fin ha llegado la tan esperada subida de tipos de interés por parte del BCE para iniciar la senda de recuperación del control de los precios y no cabe reprochar al organismo que preside Christine Lagarde timidez o falta de firmeza a la hora de aplicar la medida, toda vez que ha subido medio punto de golpe. Pero la reacción de los mercados, que han pasado de la buena acogida a algo muy parecido a la indiferencia lleva a pensar que ha habido un fallo a la hora de lanzar el mensaje. Con el alza del precio oficial del dinero todos contaban. Pero algún detalle más en los próximos movimientos o en la intensidad del mecanismo de protección para evitar la distorsión entre las primas de riesgo hubiera sido mucho mejor recibido por los mercados, que miran con inquietud cómo vuelve el mayor de sus enemigos: la incertidumbre.