La justicia ha hablado: las elecciones a la Cámara de Comercio de Barcelona de 2019 vulneraron el principio de igualdad debido a un sistema defectuoso de votación electrónica. Los comicios se distinguieron por la introducción de un doble sistema de voto: físico y digital. La Consejería de Empresa, dirigida entonces por Àngels Chacón, defendió este mecanismo como un modo de modernizar el proceso electivo.
Pero el tiempo ha demostrado que el voto electrónico fue una chapuza y que perturbó gravemente el escrutinio de las papeletas. Hasta el punto de poner en tela de juicio la composición actual del pleno de la Cambra, que podría haber sido distinto si el procedimiento pilotado por Chacón hubiera sido más garantista.