Las ambiciones partidistas de Jordi Turull (JxCat) son legítimas y comprensibles en un partido, Junts per Catalunya (JxCat), donde las pugnas internas tienen visos de cisma. El exconsejero de Presidencia de la Generalitat conspira con y para los suyos, pero hacerlo a costa de la Consejería de Salud cuando la pandemia no remite es censurable.