El Govern vuelve a utilizar la estrategia del enemigo exterior para desviar la atención de sus notorios problemas de gestión. En este caso, lo ha hecho con el caos en Rodalies, convertido en una nueva afrenta contra el Gobierno. Hace bien la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, en no caer en las provocaciones de los independentistas, aunque sí le sería exigible una mayor contundencia.