Al Govern, y especialmente a Pere Aragonès, ir de estadistas les ha salido muy caro. La decisión de JxCat y de ERC de dejar vacante el puesto de presidente autonómico tras la inhabilitación de Quim Torra --como gesto de reivindicación independentista-- les ha supuesto un tremendo varapalo por parte del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).
En la sentencia que anula el decreto de aplazamiento del 14F, los jueces dejan claro que un Govern en funciones no puede suspender ni retrasar las elecciones si no hay una situación excepcional e imprevisible. Y el TSJC considera que este no es el caso pues, cuando la Generalitat decidió no escoger a un sustituto de Torra y activar la convocatoria automática de elecciones, ya se sabía que había una pandemia. Ahora, no vale apelar a ella para aplazar los comicios. Demasiado tarde y demasiado chapucero todo.