Glovo ha encontrado en la pandemia de coronavirus el contexto ideal para crecer. La startup que Oscar Pierre cofundó junto a Sacha Michaud ha abierto nuevos nichos de mercado al aprovechar la reclusión domiciliaria, como por ejemplo su reciente alianza con Casa del Libro. Supone ofrecer un servicio que para muchos se ha convertido en una necesidad de forma sencilla, desde una aplicación móvil y sin grandes problemas de funcionamiento.
Sin embargo, la compañía de reparto a domicilio se niega a reevaluar su criticado modelo laboral basado en la contratación de falsos autónomos. Pese a que el Tribunal Supremo ha tumbado esta práctica, Glovo no ha cedido un ápice y mantiene las condiciones laborales del grueso de sus riders. Estaría bien que parte del impulso innovador de la plataforma se trasladase al cuidado de su plantilla, que sigue siendo su mejor activo.