El Gobierno que preside de forma accidental ha hecho uno de los ridículos más mayúsculos de los últimos tiempos con el reparto de ayudas a los autónomos. Los agentes sociales ya habían advertido de que los 20 millones consignados implicaban dejar a muchos fuera de las subvenciones y que la decisión de que se otorgaba al primero que la pidiese era un error.
El caos que se ha generado era previsible, no la reacción del Ejecutivo. ERC y JxCat lo han convertido en una nueva batalla partidista con intercambio de reproches públicos entre las consejerías de Trabajo (Chakir El Homrani) y Políticas Digitales (Jordi Puigneró); y la portavoz, Meritxell Budó, ha asumido responsabilidades de una forma muy peculiar. Ha asegurado que sin el déficit fiscal que sufre Cataluña no se habría llegado a esta situación.
Otro ejemplo claro que el Ejecutivo catalán está agotado. En los tres meses de mandato que le queda quien sale peor parado de su gestión es la ciudadanía.