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Miquel Iceta tiene mucho trabajo. Debe estar en todos lados para poder mantener un proyecto político que cree el único posible en Cataluña. Pero también para España. Por eso se ha visto forzado a sacar la cabeza y reclamar a Pedro Sánchez que recupere esa apuesta federal, que se plasmó en la Declaración de Granada, en el programa electoral de los socialistas de cara al 10N. Sánchez es consciente de que Iceta es parte de la solución, pero está sujeto a una coyuntura que le limita todos sus pasos, presionado por el PP y Ciudadanos. Esa es la cruz que soporta ahora mismo el líder del PSC.