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El escándalo de los supuestos abusos sexuales cometidos hace años en el Monasterio de Montserrat no deja en muy buen lugar al abad, Josep Maria Soler. Durante casi 20 años, la actitud del religioso impidió que se aclarasen las denuncias por tocamientos a menores que apuntaban al monje Andreu Soler. El abad prefirió lavar la ropa sucia en casa. Ahora, las acusaciones de las víctimas no se han podido silenciar, y Josep Maria Soler ha pedido perdón públicamente a los afectados y se ha solidarizado con ellos. Pero ya es demasiado tarde.