Vicenç Aguilera
El presidente del Circuit Barcelona–Catalunya tiene un plan de viabilidad para la infraestructura. Su contabilidad está anclada en los números rojos tras años en los que sólo se ha intentado reducir los costes de explotación al mínimo en lugar de aplicar una verdadera política de búsqueda de ingresos extraordinarios. La situación económica ha mejorado y sólo necesitaría que la Generalitat aportase unos cuatro millones de euros más para garantizar el futuro. La negativa o la parálisis en la decisión actual implicaría perder el Gran Premio de España de F1 en 2020. O, lo que es lo mismo, 340 millones para la economía catalana.