Joan Laporta, en un montaje con el nuevo Santiago Bernabéu y el nuevo Camp Nou de fondo MONTAJE CULEMANIA
Joan Laporta lo ha vuelto a hacer. El presidente del Barça ha logrado una nueva palanca de otro modo peculiar: el patrocinio logrado del Congo. Una operación inesperada, opaca, con muchas aristas, pero que permite al Barça obtener unos buenos ingresos, por un lado, y tapar durante unas horas la demora del regreso al Camp Nou, por el otro.
Raro es que alguien pague entre cuatro y cinco millones de euros anuales por aparecer en la parte posterior de la camiseta de entrenamiento del Barça. Más allá del bombo del anuncio, que no es poco, el impacto de este patrocinio será casi nulo para el país africano. Su publicidad apenas la verá nadie.
Por lo tanto, cabe preguntarse qué hay detrás de este acuerdo, que el Congo se ha apresurado a decir que es una manera de acabar con la delincuencia de su país. Sea como sea, durante unas horas no se habla de otra cosa, y la vuelta al Camp Nou queda en un segundo plano, aunque no debería.
Porque Laporta vuelve a no decir la verdad acerca del retorno al estadio. Quienes entienden de arquitectura saben desde hace meses --y se lo han hecho saber al presidente-- que el regreso en las fechas prometidas era poco menos que imposible. Ahora se habla del 2026. Veremos.