Villanueva y la obsesión con ‘Crónica Global’
El periodista Marc Villanueva es uno de nuestros más acérrimos lectores. Nos sigue muy de cerca y está pendiente de todo lo que publicamos. Nos llama “hostiles” y asegura (a modo de insulto) que somos “unionistas". Sin embargo, no puede parar de consumir nuestra información.
Lo último que ha intentado retorcer para ganar algún que otro clic para En Blau –esa sección que suma tráfico a El Nacional y que ha sido señalada por el habitual “tratamiento vejatorio y sexista” a ciertos personajes, no partidarios de la independencia, mayoritariamente–, es una entrevista con el cantante Miki Núñez.
Según Villanueva, sus respuestas a la interviú fueron un hito de desplante a nuestro grupo editorial y demostraban la entereza que tenía el artista al asegurar que la inmersión lingüística era algo positivo y que componía y cantaba tanto en catalán como en español porque no tenía ningún problema en el uso de ambas lenguas.
No entraremos en el contexto en el que se dieron estas palabras, una conversación agradable, como suele ser habitual en los encuentros con medios para la promoción de nuevos trabajos creativos, pero sí de lo que subyace de ellas. La falta de respeto más absoluta a la libertad de expresión, a la divergencia de opiniones sobre una cuestión (como si la realidad lingüística fuera monolítica) y al sectarismo que, en su caso, practica si ningún tipo de cortapisa. Basta repasar el tono de informaciones que se refieren a personajes como el exconsejero Santi Vila –El Nacional es de los pocos medios que se han mostrado abiertamente homófobos con su persona– o presentadores de TV3 como Ricard Ustrell. Otras extrañas obsesiones del periodista.
Además del tufo misógino que desprenden las piezas del plumilla Villanueva y su trato, un problema que le ha acompañado en las redacciones que ha pisado. En alguna ocasión, el obsesivo aprendiz de periodista llega al extremo rayano con el paroxismo de amenazar de forma directa y por correo electrónico a ciertas redactoras de nuestro medio. A pesar de no conocerlas, el redactor de José Antich se toma la libertad de amedrentarlas con referencias a la calidad o profesionalidad su trabajo. Por suerte, un objetivo inútil.
Cuando se defiende una posición tan escorada y obsesiva, no se deben enseñar las costuras. Villanueva no ha aprendido la lección. Su fijación le juega a menudo malas pasadas, como presumir de bilingüismo y dejar un reguero de errores ortográficos en castellano que provocan sonrojo ajeno. En su caso es obvio que la inmersión lingüística no consiguió los propósitos que defiende con altivez en sus piezas.
Como buen lector de Crónica Global, cosa que nos honra como medio, no se le escapan ninguna de las exclusivas que sacamos. Como la última adquisición inmobiliaria del entrenador Pep Guardiola en Barcelona. En este caso, no muestra ningún reparo en plagiar la información de principio a fin. Lo curioso es que al aguerrido y petulante periodista le entran todos los complejos al informar a sus lectores sobre cuál es la fuente original de la que bebe (de la que copia, por ser exactos). En estos casos, prefiere dar el nombre del autor o autora de la información, pero no del medio. Ciertamente, el suyo es un comportamiento triste en lo profesional y diríase que acomplejado en lo personal. Una lástima que empañe el trabajo serio de sus colegas de medio.