Alba Vergés pierde las formas
El Parlament de Cataluña es un lugar en el que, salvo en ocasiones muy contadas, los diputados mantienen incluso en el uso del lenguaje la institucionalidad inherente de formar parte del legislativo. Pero la confusión del momento político actual en Cataluña ha llegado al extremo de que esta condición se incumple por políticos que siempre la han mostrado. Este ha sido el caso de la consejera de Salut, Alba Vergés, que patinó durante la sesión de la Comisión Permanente que sustituye a la Cámara catalana tras su disolución.
La republicana aseguró que se le habían "hinchado los ovarios” por lo que considera que son “ataques personales” que se han repetido “muchas veces” en el hemiciclo catalán. Respondió de esta forma a las críticas del diputado de Ciudadanos, Jorge Soler. Médico de formación, en su intervención señaló que los fallos en la gestión de la pandemia por parte de la Generalitat quizá parten de que la consejera no estaba preparada para desempeñar el cargo en un momento tan sensible por su falta de “conocimiento científico, médico o sanitario”. Incluso confesó que le había recomendado al entonces presidente, Quim Torra, que la relevase en la última remodelación del Ejecutivo.
Vergés indicó en la réplica que el diputado de la formación naranja “se debe pensar que es mejor que mucha otra gente, el típico clasismo que me atrevo a cualificar de rancio”. Incluso le pidió que se “feminizara un poco” y que pensara en que la gestión del departamento se hace a través de “equipos”.
Era la segunda vez en el mismo día en que el tono usado por la consejera sorprendía. La primera de ellas fue durante la comparecencia ante los medios para comunicar que se prolongaban las restricciones a la movilidad e interacción social otros 15 días para frenar la expansión del coronavirus. “Sabemos que es una putada”, declaró.
Ambas declaraciones, además de chocar a los que siguen desde hace meses a la consejera, dan alas a la teoría de que la tensión y presión a la que está sometida le empiezan a pasar factura. Sea cierto o no, Vergés ha perdido unas formas que hasta ahora había mantenido.