Las próximas elecciones en can Barça van mucho más allá de una simple votación para escoger al presidente y a la junta directiva de un club deportivo. Tienen tanto de política que el independentismo ha puesto en marcha su máquina de propaganda para conseguir impulsar a su candidato, Víctor Font. Así lo hizo este domingo por la noche en prime time la televisión pública catalana, TV3, con un especial organizado a contrarreloj sobre la crisis abierta tras la decisión de Leo Messi de abandonar el club.

El programa “dirigido y presentado” por Xavier Valls, una de las caras habituales de los deportes de la cadena conocido por sus exabruptos secesionistas en redes sociales, fue un espaldarazo en toda regla a Font. Entre las voces antiBartomeu a las que sentó en el plantó (la práctica totalidad de los analistas/opinadores), estaba el jefe de campaña confeso del candidato del independentismo, el periodista y propietario del Ara Antoni Bassas. También estaba la portavoz de La Crida de Carles Puigdemont y excandidata a las listas municipales de Barcelona de JxCat Pilar Calvo. Su regreso a TV3 fue curioso, ya que no ejercía de periodista deportiva desde hacía más de 10 años.

 

 

También dio voz a la impulsor de la moción de censura contra la actual junta del Barça, Marc Duch, además de otros periodistas deportivos catalanes más o menos vinculados a los medios públicos que censuraron la actitud del equipo de Bartomeu.

Para completar el programa se sentó en el plató al representante de jugadores que llevó a Messi al club azulgrana, Josep Maria Minguella; el periodista del Brasil que presuntamente dio la exclusiva de que se quería marchar, Marcelo Bechler; el autor de la biografía oficial del jugador, Guillem Balagué; y el abogado especialista en derecho deportivo Xavier-Albert Canal, entre otros. 

El programa no fue especialmente positivo para las intenciones del considerado el mejor jugador del Barça de todos los tiempos. La encuesta final de la audiencia concluyó por una aplastante mayoría que el club no debía renunciar a los 700 millones de euros que cuesta dejarle ir ahora. En este caso, supone un aval a la estrategia que sigue Bartomeu.