Los funcionarios de Seguridad Social siempre han mirado con envidia a sus compañeros de Hacienda. No porque cobren menos, sino porque los sistemas informáticos de atención al ciudadano son más potentes. Tienen más recursos. La actual crisis ha puesto esto en evidencia.
El sistema operativo de la Seguridad Social, en especial el nuevo servicio CASIA, ideado para centralizar el aluvión de consultas, trámites y peticiones de los ciudadanos está colapsado y saturado. La situación es tal que los trabajadores de la Seguridad Social trabajan por turnos, de lunes a domingo, para poder tramitar las peticiones.
Sin embargo, la plantilla no puede actuar al completo durante todos los días. Apenas un 30% de la plantilla de una oficina puede estar trabajando al mismo tiempo para evitar que el servicio todavía acumule más saturación. De hecho, contratar más personal no significaría mayor celeridad porque no se podrían incorporar todos los trabajadores. Consecuencia, atasco de peticiones en toda España.