El ejemplo de Sant Cugat
El coronavirus no distingue edades, pero es incuestionable que las personas mayores son las que padecen en mayor medida su terrible impacto. Por eso, algunos ayuntamientos se afanan en poner en marcha medidas en una clara alianza del sector público y el privado. Mirella Ingla, alcaldesa de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), ha puesto de acuerdo a las consejerías de Salud y de Asuntos Sociales y Familia, Cruz Roja, hoteleros de la población y a las empresas de catering. Algo que, en los tiempos que corren, es toda una osadía.
El objetivo es llevar a los hoteles a todas aquellas personas mayores que no estén contaminadas por el Covid-19 y sacarlas de las residencias. Salud se encargará de comprobar su estado y Asuntos Sociales, de dotar del personal especializado a los hoteles de acogida. De esta forma, Sant Cugat consigue revitalizar una parte del sector afectado por el confinamiento al tiempo que asegura la salud de personas con menos protección ante los ataques del virus.
También, estos hoteles podrían acoger personas atendidas en el Hospital General de Catalunya (HGC) y que estén a punto de obtener el alta, con lo que se gana espacio en el HGC, que se ha convertido en el pulmón sanitario de la comarca para evitar el colapso y asume una parte de los casos de Igualada. Buena iniciativa, sin duda.