El actor Toni Albà parece estar orgulloso de ser más conocido por sus mensajes ofensivos que vierte en las redes sociales que por su labor como actor, al menos así lo demuestran sus actos. Sigue lanzando palabras cargadas de odio y desprecio contra todo aquel que no piensa como él. Los últimos en recibir han sido los socialistas catalanes y los que simpatizan con ellos, a quienes ha acusado de ser, directamente, genocidas.
Parece que al comediante no le han gustado unas declaraciones del escritor Javier Cercas, quien, en una entrevista con Albert Soler sobre la situación que vive el país por el brote de coronavirus, afirma: “No sé cómo, pero esto nos cambiará, igual que nos ha cambiado el procés”. Un artículo que compartió posteriormente el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, sin hacer ningún comentario más que lo dicho por el literato.
A Albà no le hizo gracia o le pareció desafortunado y reaccionó airado al tuit del diputado catalán. En primer lugar, soltaba una amenaza velada en formato de predicción sobre su futuro: “Tendréis que vivir confinados y protegidos el resto de vuestras vidas”. Seguidamente hacía alusión de manera infame a unos supuestos motivos por los que estaba coaccionando al personal: “Tenéis muertos a las espaldas. Algunos lo habéis hecho de palabra; otros, de obra y otros de omisión”. Eso sí, el actor no se atreve a mencionar a qué se refiere, pero la calumnia ya está lanzada.
El bufón acaba su mensaje en Twitter con una comparación muy desafortunada: “Sois #Milosevic”, en referencia al expresidente serbio y genocida responsable de la muerte de 200.000 personas en las guerras que inició contra Croacia, Bosnia y Kosovo.
Los desafortunados comentarios del actor, que en su día fue una de las estrellas del programa de TV3 Polònia, han provocado un gran revuelo en las redes, donde se le ha criticado tamaña falta de respeto. Desde calificativos como “loco” o “persona tóxica” hasta aplausos de lo más radicales independentistas, la polémica por los insultos que vierte este cómico no se han hecho esperar.
Lo cierto es que las ofensas y el odio que transpiran los tuits de Albà ya lo han llevado en más de una ocasión a sentarse en el banquillo de los acusados y a perder su trabajo en la televisión pública catalana, donde hace escasas semanas volvió a aparecer. Parece que el bufón ha perdido su gracia y apuesta al odio, al insulto e incluso a las amenazas para luchar contra aquello que no le gusta o con lo que no está de acuerdo.