De Quinto, el político al que no quieren las empresas
Marcos de Quinto irá en las listas de Ciudadanos por la capital de España. Su nombre no es muy conocido en el ámbito público, pero resulta más sonoro en el mundo de la empresa, pues no en vano fue el hombre fuerte de Coca-Cola en España y alcanzó la vicepresidencia mundial del gigante de los refrescos.
Menos conocido es que durante su etapa al frente de la multinacional de Atlanta en la Península Ibérica, Marcos de Quinto desplegó una sorprendente intrusión en los temas políticos que hicieron que Sol Daurella, la dama catalana que controla el gigante embotellador en toda Europa, decidiera pedirles a los grandes capitostes del grupo que lo destituyeran de su puesto. Con todas las cautelas eso acabó sucediendo y De Quinto recibió una patada hacia arriba que le llevó al staff internacional de la compañía.
Luego, cuando Daurella acumuló todo el poder, desde Atlanta rescindieron la colaboración de Quinto. Aterrizó en el consejo de administración de Telepizza, donde cosechó un sonoro fracaso y abandonó entre críticas a los gestores el máximo órgano de administración de la empresa. Durante todo ese tiempo, tanto en Coca-Cola como después en el grupo de comida preparada, De Quinto no dejó de mostrar sus opiniones políticas a través de Twitter. La sorpresa sobre su adhesión al proyecto de Albert Rivera radica, a decir de diferentes fuentes del mundo empresarial, en que el ejecutivo siempre mantuvo posiciones públicas más próximas al PP que a Ciudadanos. Y, sobre todo, que después de intentar infructuosamente incorporarse a otras empresas como asesor o consejero haya recalado de forma directa y sin máscaras en el mundo de la política.