Como ya publicó Crónica Global, los fieles de Puigdemont han desatado una fuerte campaña contra el conseller de Interior, Miquel Buch. Por dos razones, por no perseguir con fruición a los que retiran lazos amarillos del espacio público y por no desobedecer y facilitar de forma inmediata escolta al fugado expresidente de la Generalitat. Sin embargo, Buch no tiene ninguna intención de desobedecer.
En los últimos días, Buch ha enviado mensajes al PSOE a través de la diputada Lourdes Ciuró para “cambiar cromos” con los socialistas con el objetivo de llegar a un acuerdo que encontrar una salida a este caso. A cambio, Buch ofrece acuerdos parlamentarios a los socialistas. También ha enviado a su número dos, Brauli Duart, a parlamentar al Ministerio del Interior. De momento, los resultados de estas conversaciones no han sido fructíferos, pero Buch deja claro con estos movimientos no va a desobedecer.
Esta actitud está deteriorando la imagen del conseller entre los acérrimos de Puigdemont, que se valen del propio Duart para erosionar a Buch. De hecho, en la consejería es vox populi que Duart manda en el departamento y trabaja “para que al conseller no le vaya del todo bien”, todo porque Buch no desobedece y no actúa enviando escoltas a Puigdemont o no presiona lo suficiente contra los que retiran lazos amarillos de las calles. Buch, como hombre fuerte del nuevo PDeCAT, también mueve sus hilos. Su mujer, Cesca Domènech, es asesora de Artadi, y sus peones de Moment Zero dirigen el PDeCAT, sumiso a la estrategia de Puigdemont. Los perdedores, con Marta Pascal, mantienen el silencio aunque algunas fuentes apuntan que no se descarta en las próximas semanas un contraataque.