La marcha de Piqué abre las puertas al regreso de Messi al Barça
La relación entre los dos amigos del cadete del 87 terminó mal, el argentino se sintió traicionado
4 noviembre, 2022 03:43El anuncio de la retirada de Gerard Piqué ha tenido un impacto de dimensiones siderales en el entorno del FC Barcelona. Ha generado millones de reacciones de todo tipo y se ha convertido en el tema del día a nivel informativo. Sin embargo, no sorprende tanto el contenido de su mensaje --que deje el Barça es algo que ya le venían pidiendo desde diversas esferas hace un tiempo-- como el momento que ha elegido para anunciarlo. Recién comenzado el mes de noviembre, a menos de 20 días para que empiece el Mundial, con más de dos tercios de la temporada por disputarse. Nadie se pregunta el motivo de la decisión, porque no faltan motivos para explicarla. Lo que se pregunta todo el mundo es: ¿Por qué ahora? ¿Por qué no esperar a que pase el Mundial? ¿Por qué no aguantar, al menos, hasta el mercado de invierno?
Hace unos meses, cuando Xavi Hernández le comunicó que no contaba con él para la próxima temporada, Piqué se dirigió a Laporta para retarle: "Traed al mejor central del mundo, que lo acabaré sentando en el banquillo". Trajeron a uno de los mejores, Jules Koundé, y desde entonces Piqué a penas ha salido del banco. Cuando el central francés se lesionó, Piqué pudo aprovechar la oportunidad, pero no lo hizo. Y, en partidos posteriores, Xavi prefirió volver a contar con Koundé, estando entre algodones, recién salido de lesión, que en su excompañero de equipo, el segundo capitán, titular indiscutible en el eje de la zaga azulgrana durante los últimos 13 años. Competitivo a más no poder y ganador nato como es, sorprende que haya tirado la toalla tan rápido esta vez.
La marcha de Piqué es muy a su estilo. En un momento inesperado, con guiño al sector audiovisual y de la comunicación, que tanto le atraen, y enviando un mensaje colateral que debe hacer su función en clave de futuro: se va perdonando dinero al Barça y generando hueco salarial para facilitar las cosas al club, que espera inscribir a nuevos futbolistas en el mercado de enero. También se marcha con la mirada puesta en el palco del Camp Nou. Terminó su etapa de futbolista. Su próximo reto es ser presidente. Veremos si eso es compatible con el hipotético regreso de Leo Messi.
La amistad entre Messi y Piqué
Ambos forjaron una estrecha relación de amistad cuando coincidieron en el cadete B que entrenaba Tito Vilanova. El joven rosarino era muy tímido y su única vía de integración era el balón. El joven defensor de Sarrià, ya con labia y desparpajo, había utilizado sus dotes de defensa para ayudar en más de una ocasión a ese pequeño argentino que se movía como un diablo en el campo, pero que fuera de él había sido objeto de burlas en reiteradas ocasiones.
Messi, Piqué y Cesc Fàbregas formaban parte de la mágica generación del 87, llamados a marcar una época. Y lo hicieron. Aunque nunca fueron mejores amigos y siempre tuvieron sus propios círculos de amistades más cercanas, durante casi toda su carrera profesional evidenciaron una complicidad especial. No importaba quién fuese el entrenador --Pep Guardiola, Tito, el Tata Martino, Luis Enrique, Valverde, Quique Setién o Ronald Koeman--, ellos parecían estar siempre unidos. Incluso cuando los rumores sobre la supuesta mala relación entre sus mujeres, Shakira y Antonella Roccuzzo, copaba las portadas de la prensa del corazón, ellos parecían estar al margen y seguían mostrando sus habituales risas compartidas en partidos y entrenamientos.
2020, un año de muchas tensiones
No fue hasta la última temporada de ambos juntos en el primer equipo cuando se empezaron a torcer las cosas. Aunque se habían producido algunos otros episodios de cierta tensión en el pasado, la sangre no llegaba al río por esa amistad de niños, cariño y respeto que se tenían. Aquel octubre de 2020, con Koeman en el banquillo y Josep María Bartomeu todavía en la presidencia, cambiaron las tornas. Eran tiempos de negociaciones salariales, el club quería rebajar sueldos para paliar el impacto de la pandemia y los jugadores se negaban. Decidieron hacerse fuertes para negociar de forma conjunta. Pero el entonces presidente consiguió pactar cuatro renovaciones. Tres de ellas eran más o menos esperadas. La que más sorprendió fue la de Gerard Piqué.
Club y jugador lo vendieron como que era una forma de ayudar al Barça en un momento delicado. Cobraría menos el primer año y recuperaría la diferencia en las temporadas siguientes, con posibilidad de alargar su contrato hasta 2024. Una buena jugada para el futbolista que sentó muy mal en el seno del vestuario. Los demás pesos pesados se sintieron traicionados por uno de los suyos, uno de los capitanes, y las relaciones empezaron a tensarse. Hasta el punto de que un día, en la pizarra del vestuario, aparecieron escritas las siguientes palabras: "Eres un Judas". Hay quien cree que lo escribió el propio Messi, aunque nunca se ha confirmado de forma fehaciente.
A partir de ese momento, las cosas ya no fueron iguales, pero Piqué es esforzó en reconducir las relaciones con su amigo de infancia, huérfano de su mano derecha en el vestuario tras la marcha, polémica, de Luis Suárez ese mismo verano. El central de la Bonanova no tuvo reparos en criticar abiertamente al presidente Bartomeu, que le había convertido durante su mandato en el segundo jugador mejor pagado de la plantilla, por detrás del propio Messi. El astro argentino, de hecho, fue clave para conseguir unas elevadas condiciones salariales a sus amigos Piqué, Busquets y Jordi Alba. Cómo también lo había sido con Suárez. Y el gran pecado de Bartomeu, denostado después por todos ellos, fue ceder a sus pretensiones en lugar de hacer como Florentino Pérez y plantarse. Cosa que hizo el presidente del Real Madrid con numerosas figuras del madridismo como Iker Casillas, Cristiano Ronaldo o Sergio Ramos.
La dolorsa salida del '10'
Tras aquella convulsa temporada, que vivió un cambio en la presidencia con la victoria electoral de Joan Laporta --tanto Piqué como Messi lo apoyaron en la contienda electoral de manera privada y asistieron a su acto de investidura--, llegó la ruptura definitiva entre los dos amigos. Fue el mismo verano en que Laporta decidió que no era posible renovar a Leo y que tenía que dejar el Barça. El astro argentino se marchó al PSG desolado, llorando, y posteriormente cargó toda su ira contra Piqué tras leer en una entrevista para El País a su amigo diciendo que el Barça no podía asumir el salario de Leo: "Pienso en que si se renovaba a Leo los números iban a ser muy complicados… No sé si era viable o no haciendo todos un esfuerzo monumental. No tengo la información".
Aquellas declaraciones, ligadas a las habladurías que le llegaban a Messi diciendo que Piqué había recomendado a Laporta la salida del 10 --"No pasa nada si se va Messi", le habría dicho--, fueron la gota que colmó el vaso de la paciencia de Leo. El astro argentino se sentía nuevamente traicionado por su amigo de infancia y, a día de hoy, más de un año después de aquello, todavía no le habría perdonado.
Sin Piqué, Messi está más cerca de volver
A tal punto llega la decepción de Messi con Piqué, que en estas conversaciones que han sonado últimamente sobre un supuesto regreso de Leo al Barça para cerrar su etapa en el club por la puerta grande, el crack rosarino habría llegado a decir en privado que no vuelve al Barça mientras Piqué siga en el equipo. Otra condición que habría puesto para volver es que se mantenga Xavi Hernández en el banquillo. Aunque, lo más importante seguiría siendo que la familia Messi arregle sus diferencias con Laporta, Rafa Yuste y los suyos, cuyas tensiones también son latentes desde su salida del club.
Lo que está claro es que sin Piqué en el vestuario, de alguna forma ya se está empezando a allanar el camino a un posible regreso que generará, de producirse, una mezcla de ilusión y controversia. Sin Piqué en la plantilla, Leo Messi está un poco más cerca de volver.