El Barça de balonmano es campeón de todo. En España y en Europa. Es una máquina de ganar títulos, aunque su presupuesto ha menguado en los dos últimos años. Antonio Carlos Ortega, su entrenador, prepara grandes cambios y asume que siete jugadores abandonarán el Palau Blaugrana al terminar el curso actual: Gonzalo Pérez de Vargas, Aitor Ariño, Hampus Wanne, Thiagus Petrus, Melvyn Richardson, Juan Palomino y Jaime Gallego.
Gonzalo Pérez de Vargas jugará en el Kiel. El portero de Toledo llegó a un acuerdo con el club alemán hace un año y medio, tras rechazar la oferta de renovación del Barça. Su salida es un duro golpe para Ortega, quien la pasada temporada le quitó la capitanía.
Ariño, sentenciado
Las negociaciones entre el Barça y Ariño para renovar su contrato están encalladas. Las diferencias deportivas y económicas entre las dos partes son importantes. "Siempre he dicho que mi intención es quedarme. Soy un hombre de la casa y escucharé al club si quiere renovarme. Hay un problema económico. Seguimos trabajando y veremos cómo acaba", deslizó el extremo del Barça, de 32 años. En el Palau, sin embargo, se da por hecho que no formará parte de la plantilla de la próxima temporada.
Hampus Wanne, Thiagus Petrus y Melvyn Richardson son tres jugadores importantes que también acaban contrato. Igual que Juan Palomino y Jaime Gallego.
El Barça contempla la salida de siete jugadores y, como mínimo, la llegada de cinco. Dos jóvenes, Ian Barrufet y Djorde Cikusan regresarán al Palau, tras haber sido cedidos al Mensungen y el Montpellier, respectivamente.
El relevo de Gonzalo
El Barcelona también tiene atados los fichajes de Viktor Hallgrimsson, portero islandés de 24 años, y Dani Fernández, formado en las categorías inferiores del club azulgrana y que actualmente juega en el Stuttgart.
La operación más sonado, no obstante, será el fichaje de Ludovic Fàbregas, considerado el mejor jugador del mundo. El pívot francés ya jugó en el Barcelona entre 2018 y 2023. Las dos últimas temporadas es la gran estrella del Veszprem, pero Fàbregas siempre se encontró muy cómodo en el Palau.