Un futbolista del Real Madrid reconoce las "ayudas" arbitrales para ganar al Leganés

El Real Madrid vuelve a ser protagonista una jornada más por los errores arbitrales. El Leganés fue víctima del atraco que se vivió en el Santiago Bernabéu el pasado sábado (3-2). Y son los propios jugadores del club merengue los que lo reconocen. Andriy Lunin suplió a Thibaut Courtois y habló así tras los 90 minutos.

"No quiero hablar de las decisiones de los árbitros. Tenemos que ganar estos partidos sin ayudas", aseguró el guardameta ucraniano en la zona mixta. Luego, matizó sus palabras: "Me refiero, tenemos que jugar bien, jugar ordenados, no encajar goles. Las cosas sencillas, para no meterse al mundo de los árbitros".

Un día más en la oficina

Lunin intentó maquillar sus declaraciones, que evidenciaron lo que, por dentro, realmente pensaba. El Madrid se llevó los tres puntos del Bernabéu gracias a las polémicas decisiones del equipo arbitral. González Fuertes, primero, pitó un penalti inexistente sobre Arda Guler.

Kylian Mbappé lo transformó a lo panenka. El conjunto pepinero logró remontar el resultado adverso. El Madrid consiguó empatar y luego ponerse por delante gracias a otro gol del 9 merengue, de libre directo. La falta, sin embargo, fue inexistente. Renato Tapia, autor de la infracción, no tocó a Rodrygo y se llevó limpiamente el balón.

Ancelotti no ve la realidad

Al igual que un futbolista fue capaz de reconocer que González Fuertes no tuvo la mejor de las actuaciones, Carlo Ancelotti prefirió quejarse aún más de los árbitros. "Se queja el Leganés, nos podemos quejar nosotros también. Han situado situaciones grises y el árbitro ha decidido así", afirmó el míster del Madrid tras el pitido final.

El polémico penalti de Óscar Rodríguez a Arda Güler en el Real Madrid-CD Leganés CAPTURA

El cuadro pepinero solo ha podido ironizar en Twitter con la derrota sufrida en el Bernabéu. "Y encima hoy nos roban también una hora", publicaron desde la cuenta oficial del equipo. El Leganés ya se veía puntuando en feudo merengue. Al final, se fueron con las manos vacías.