Falla el Barça en Sevilla y gana el Real Madrid en Girona. El equipo de Carlo Ancelotti, sufridor al principio y autoritario después, ganó en Montilivi el día que el grupo de Hansi Flick no supo aniquilar al Betis en el Villamarín. Los dos grandes fallan mucho en una Liga que parece una montaña rusa.
El Girona, ante 13.827 espectadores en Montilivi, comenzó mucho mejor que el Real Madrid, salvado, una vez más, por Lunin y la fortuna. También por su especial instinto de supervivencia en los momentos delicados.
Claras ocasiones de gol
La primera media hora fue de claro dominio rojiblanco, con buenas ocasiones de gol de Bryan Gil, Yáser Asprilla y Van de Beek, un futbolista que iba para estrella y que busca su redención en Montilivi.
Resistía como podía el Real Madrid. Supo aguantar las embestidas iniciales del Girona y se aprovechó de un robo de Valverde en el minuto 36 para golpear a Gazzaniga, superado tras un remate de Bellingham, que culminó una acción de Brahim.
Manos de Mbappé
El Girona, superior en el tramo inicial del partido, se fue frustrado a los vestuarios. La segunda parte comenzó con unas manos de Mbappé en las que el árbitro le perdonó la segunda tarjeta amarilla al delantero francés. Poco después, Tchouameni pudo marcar el segundo gol madridista, evitado por Gazzaniga.
El Real Madrid tuvo más criterio en el segundo acto. El equipo de Ancelotti se adueñaba de la pelota y evitaba la efusividad inicial del Girona. La sentencia llegó en el minuto 55 con el gol de Güler.
La felicidad madridista no fue completa por la lesión de Bellingham, que, salvo sorpresa, será baja en la Champions. Ancelotti, no obstante, también celebró el gol de Mbappé. También sufrió un duro golpe en la cabeza Endrick.