El Real Madrid es el gran rival del Barça. El equipo más odiado por su afición. En los años 70 y 80, las broncas eran impresionantes en el Camp Nou. Futbolistas como Amancio y Juanito escucharon improperios de todo tipo. También tipos duros como Benito y Camacho. Sorprendentemente, fue aplaudido Laurie Cunningham, un extremo inglés tan genial como imprevisible.
El 10 de febrero de 1980, el Real Madrid ganó al Barça en el Camp Nou, con polémica incluida. En la primera parte, el árbitro, Fandós Hernandez, ignoró un derribó de García Remón a Serrat con empate en el marcador. En el segundo acto, en cambio, el Real Madrid fue muy superior. García Hernández y Santillana marcaron los goles madridistas.
Una pesadilla para Zuviría
Cunningham, un delantero muy rápido y ágil, amante de la música soul y las nuevas tendencias inglesas, fue una pesadilla para el Torito Zuviría, un jugador muy expeditivo. O pasaba la pelota o pasaba el jugador. El extremo inglés, sin embargo, bailó a Zuviría en una tarde de perros.
"Cunningham, formidable, fue constantemente ovacionado por la afición del Barça", escribió el diario Marca. "Felicito a la afición del Barça por su dneportividad. Ha sido mi mejor partido", dijo la Perla Negra. Cierto, Laurie solo jugó 66 partidos con el Real Madrid, que había pagado 125 millones de pesetas (750.000 euros) al West Bromwich Albion, durante tres temporadas.
Lesiones y racismo
Las lesiones fueron una pesadilla para Cunningham, confundido también por la noche madrileña. Le gustaba salir hasta altas horas, con un look excéntrico y chocante para la España de 1980. En el Bernabéu, sus antiguos compañeros recuerdan que era una persona muy introvertida que se transformaba en el campo. En el césped disfrutaba y nadie olvida que en su primer o segundo lanzamiento le lanzó un caño a Camacho, un tipo con muy malas pulgas.
En España, Cunningham siempre lamentó la dureza de los defensas rivales. En Inglaterra siempre soportó insultos y cánticos racistas. ¿Dónde están los negros" le cantaron en Anfield tras una derrota del West Bromwich Albion contra el Liverpool. Más de un club descartó su fichaje por motivos raciales y fue el primer internacional sub-21 negro que jugó para Inglaterra.
El fallecimiento de Cunningham
La aventura madridista --fue el segundo jugador negro de la historia del club blanco-- comenzó bien pero acabó mal para Cunningham, como recuerda Dermot Kavanagh en el libro Diferent Class. Después jugó en otros euipos como el United, el Wimblendon, el Sporting y el Rayo Vallecano. Un gol suyo permitió al Rayo subir de categoría, pero el presidente del club no quiso renovar su contrato un mes después. El 14 de julio de 1989, Laurie se fue triste de Vallecas.
Horas después, Cunningham quiso beber sus penas. Acompañado por su amigo Mark Caswell Latty, salió de fiesta por Madrid. La noche fue intensa. En un estado nada recomendable para conducir, el futbolista lo hizo a gran velocidad y su coche se estrelló contra una farola. No llevaba el cinturón de seguridad y salió despedido del vehículo. Un policía municipal encontró su cuerpo a 10 metros. Fue rápidamente trasladado al Hospital Clínico de Madrid, donde falleció poco después. Tenía 33 años y en el recuerdo siempre quedará su gran tarde en el Camp Nou. Es el único madridista que salió ovacionado y eso son palabras mayores.