El Real Madrid tiene un problema con Vinicius. Un problema que se enquista. La victoria del pasado sábado en Montjuïc, muy celebrada por el equipo y la afición, no pudo maquillar que algunas actitudes del delantero brasileño no gustan en el Bernabéu. Carlo Ancelotti, por ejemplo, agarró y empujó a Vinicius para que abandonara el campo y se olvidara de provocar a los seguidores del Barça. Entre sus compañeros, también hay cierto malestar.
Vinicius es un futbolista tan descarado como polémico. Tan bueno técnicamente como controvertido por sus gestos. Es, salvando las distancias, el nuevo Neymar, aunque el exjugador del Barça rara vez se encaraba con los aficionados del equipo rival.
Los futbolistas más veteranos del Real Madrid, como Modric y Kroos, no se encuentran cómodos con la personalidad de Vinicius. Están cansados de su actitud en muchos partidos, de su excesiva gestualidad. Les gustaría que fuera mucho más discretos.
Joselu y Bellingham
Vinicius tampoco tiene una buena sintonía con Joselu, quien la pasada temporada jugaba en el Espanyol. Y, lo peor, Jude Bellingham tampoco conecta con el extremo brasileño.
En el Bernabéu temen una lucha de egos entre Bellingham y Vinicius. El primero está en estado de gracia y es el máximo goleador del equipo. El segundo es, posiblemente, el futbolista más imprevisible. El mejor, técnicamente.
El problema de Modric
Bellingham y Vinicius son la nueva imagen del Real Madrid. Los referentes del equipo. Y el equipo corre el riesgo de que ambos acaben enfrentados porque, como decía Johan Cruyff, "dos gallos en un mismo gallinero son peligrosos".
Ancelotti, por otra parte, debe gestionar otro problema: el malestar de Luka Modric por sus suplencias. El centrocampista croata no está satisfecho con su actual protagonismo en el equipo y reclama más minutos, pero su malestar no es nada comparado con los incendios de Vinicius.