Los tres problemas de Hansi Flick en el nuevo Barça (y uno tiene nombre y apellidos)

El técnico del FC Barcelona, Hansi Flick, vuelve a tener deberes pendientes para la vuelta del parón de selecciones. El equipo azulgrana ha pecado nuevamente de una relajación que ha costado la derrota más abultada desde el aterrizaje del estratega germano. El Sevilla FC pasó por encima del Barça desde el primer minuto y dio un nuevo toque de atención al cuadro catalán, a las puertas de la ventana internacional de octubre. 

La competición oficial no da tregua, y el sábado 18 de octubre se avecina el derbi contra el Girona FC en el Estadi Olímpic de Montjuïc (16.15 horas). El martes 21, visita del Olympiacos a la montaña mágica para la tercera jornada de la Champions League, y el domingo 26, el plato fuerte del mes: el clásico frente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu. Nueva oportunidad para que el elenco barcelonista recupere el liderato en competición doméstica. No antes sin subsanar las tres grandes deficiencias en el juego que han costado los dos últimos tropiezos de forma consecutiva. 

La preparación física

La primera, en ocasiones, escapa del control del club catalán. Las lesiones se han cebado con la primera plantilla en estos dos primeros meses de competición oficial. 10 jugadores han caído víctimas de dolencias de distinta índole. Los parones de selecciones se han llevado por delante a varias estrellas como Frenkie de Jong o, el último refuerzo de la enfermería, Dani Olmo. El mediapunta egarense sufre una lesión muscular en el gemelo izquierdo. El 20 azulgrana se una a Joan García, Raphinha, Lamine Yamal, Fermín López, Raphinha, Gavi y Ter Stegen en la enfermería.

Aunque ciertos casos como las lesiones de Joan García y Gavi en el menisco no obedecen al sobreesfuerzo o la fatiga muscular, los miembros del staff en preparación física tiene la misión de minimizar las bajas. Lamine Yamal forzó para sanar la pubalgia antes de tiempo, supervisado por el cuerpo técnico, y se resintió en la derrota ante el PSG (1-2) para volver a permanecer de baja de dos a tres semanas en este parón internacional. La prevención de dolencias, bajo la responsabilidad del staff, ha dado un paso atrás durante este inicio de segunda campaña de Flick en Can Barça. 

La presión

En segundo lugar, un principio innegociable de la doctrina propugnada por el estratega alemán. La presión alta ha fallado en los últimos encuentros. La derrota contra el PSG admite matices, ya que dos galgos de la velocidad de Nuno Mendes y Achraf Hakimi integran una de las pruebas de fuego más duras del año. Con esto, en el Sánchez-Pizjuán se acentuó dicha falta de intensidad. Se han echado en falta jugadores generosos en los esfuerzos sin balón como Raphinha y Fermín López.

Ferran Torres realizó el doble de esfuerzos de alta intensidad que Marcus Rashford y Lamine Yamal frente al cuadro parisino. La presión y la intensidad defensiva no es la mayor virtud del delantero inglés ni de la joya de Rocafonda. Tampoco Robert Lewandowski es la mejor baza en la presión. Rapha se desfonda como el que más en campo rival, hasta el último aliento, y su regreso será una bocanada de aire fresco en la delantera.

Sospechoso habitual

El tercer aspecto a corregir tiene nombre y apellidos. El hermano de Ronald Araujo estalló en el único partido que el central uruguayo vio íntegramente desde el banquillo. Un Barça-PSG culminado en una dolorosa diana de Gonçalo Ramos con un desajuste de la línea defensiva. Días más tarde, el segundo capitán se desconectó a la hora de tirar la línea del fuera de juego en Sevilla y provocó el penalti sobre Isaac Romero que precedió el primer gol del partido. 

El 4 azulgrana se marchó sustituido en el descanso como gran señalado de la primera mitad, pero no es la primera ocasión en la que rinde por debajo de las expectativas. Ni con balón ni sin él. Los delanteros rivales flotan a Araujo en la presión porque no confían en su capacidad de generar juego y filtrar balones. El defensor barcelonista no exhibe la mejor técnica y tampoco toma la mejor decisión.

A campo abierto, corrige impulsado por su velocidad y su físico, pero también sufre a la hora de escoger la mejor opción. La zaga adelantada de Flick ha dado un paso atrás desde la marcha de Iñigo Martínez. El culpable tiene nombres y apellidos. El capitán debe resarcirse para recuperar su mejor versión en momentos importantes.