Tarjeta amarilla: Lamine Yamal

Lamine Yamal sigue peleado con el gol. El prodigio de Rocafonda encadena seis partidos oficiales sin ver portería (no marca en Liga desde el 26 de octubre, en el Bernabéu). En Lisboa, 55 minutos de intermitencias y ligeros destellos del 19, que se marchó sustituido antes de tiempo. Álvaro Carreras frenó las internadas del canterano del Barça por banda derecha en el Estadio da Luz (0-1).

Cabizbajo y decepcionado se marchó del verde el delantero de 17 años. En condiciones normales, el joven extremo habría aguantado prácticamente los 90 minutos. Sin embargo, la inferioridad numérica del FC Barcelona motivó que Hansi Flick se decantase por Lamine para la segunda sustitución. El joven talento parece más enfocado en su rendimiento individual que en el bien del equipo y tuvo gestos que insinúan una cierta desidia en tareas solidarias. 

Cambio estratégico

La gran promesa salida de la Masía podría acusar el comienzo del Ramadán, por el cual se ha sometido a una dieta estricta. Tal vez ello ayude a explicar su discreta actuación en la ida de los octavos de la Champions League. Lo más destacable, al margen de sus carreras y caracoleos, un remate defectuoso con la rodilla tras una parada del guardameta Anatoli Trubin. Precisamente, después de perder dos balones consecutivos con poca implicación defensiva, Hansi Flick lo sentó en el banco.

Lamine Yamal encara a dos rivales durante el Benfica-Barça de Champions League EFE

Lamine es un talento innato. Un futbolista especial, mágico, capaz de brindar grandes noches al barcelonismo. Todavía es muy joven y debe aprender a soportar el precio de la fama --por eso vuelva últimamente en jet privado-- y evitar que el éxito se le suba a la cabeza. Dentro del campo, debe ir actuando como líder, más enfocado en ayudar a sus compañeros que en mejorar su estadística individual. Es tan bueno que los goles llegarán solos, no debe impacientarse. Debe jugar como él sabe.