El Barça de Hansi Flick también se dio un festín en el Bernabéu. El líder destrozó y humilló al Real Madrid en su casa y abre una brecha de seis puntos en la Liga. Dos goles de Robert Lewandowski, uno de Lamine Yamal y otro de Raphinha dibujaron otra noche histórica en el mismo estadio que muchos días profanaron Pep Guardiola y Leo Messi. Hoy, el Barça es un club con números rojos y problemas, pero con una cantera maravillosa que ridiculizó la cartera madridista. Vinicius, Bellingham y Mbappé quedaron diluidos por Cubarsí, Casadó, Lamine y compañía en una Liga que se tiñe de azul y grana.
El clásico nunca es un partido más y mucho menos si el Barça llega eufórico al Bernabéu tras haberlas pasado canutas en los últimos tiempos (los últimos cuatro clásicos los ganó el Madrid). Flick, el técnico del milagro, premió a los futbolistas que derrotaron al Bayern de Múnich en Montjuïc y alineó a Iñaki Peña; Koundé, Cubarsí, Iñigo Martínez, Balde; Casadó, Gavi, Fermín; Lamine Yamal, Lewandowski y Raphinha. Ancelotti, por su parte, prescindió de Modric y apostó por Lunin; Lucas Vázquez, Militao, Rudiger, Mendy; Fede Valverde, Tchouameni, Camavinga; Bellingham, Mbappé y Vinicius.
Mbappé y Lamine
Arrancó mejor el Real Madrid, envalentonado en un Bernabéu que era una caldera. Los dos equipos presionaban muy arriba pero el grupo de Ancelotti tenía menos complejos y optaba por largos desplazamientos de balón y pudo beneficiarse de una indecisión entre Cubarsí y Peña que no supo aprovechar Mbappé. Más paciencia tenía el Barça, cómodo con el balón, que golpeó con una contra que no supo resolver Lamine.
El Madrid buscaba un partido con más contacto físico y Raphinha recibía de lo lindo. El Barça, mientras, jugaba al límite, tirando siempre el fuera de juego para desactivar a los delanteros rivales en un partido con mucho ritmo y vigor. Vinicius, Pedri e Iñigo Martínez también soñaron con su momento de gloria, sin éxito.
Los goles de Lewandowski
El primer acto de la pelea terminó con los dos rivales indemnes y la sensación de que debían pasar más cosas tras el descanso, con Frenkie de Jong en el campo por Fermín. Y pasaron a partir de una perfecta asistencia de Casadó a Lewandowski que culminó el delantero polaco, solvente en el mano a mano con Lunin.
El Bernabéu palideció con el gol de Lewandowski, pero la pesadilla blanca se agravó minutos después con el segundo tanto del delantero, tras un gran centro de Balde desde la banda derecha. En un plis-plas, Robert, a sus 36 años, fulminó al Real Madrid, al que ya no le quedaba otra que tocar a rebato.
Modric y Dani Olmo
Ancelotti necesitaba soluciones. Necesitaba el balón y precisión, y la entrada de Modric estaba cantada. En un duelo sin tregua, se encomendó el Madrid a un veterano de 39 años. Jugaba sin red el equipo blanco y Lewandowski le perdonó la vida cuando estaba totalmente noqueado. Con Frenkie en el campo, el Barça tuvo mucho más control y leyó perfectamente los espacios que concedió su rival.
El Madrid era un equipo partido y el Barça se encomendaba a Dani Olmo para continuar sus embestidas. Por un día, hasta Iñaki Peña estuvo inspirado para alegría de Flick, el técnico que ha transformado un equipo deprimido en otro demoledor. El grupo azulgrana, desatado, dictó sentencia con un zapatazo de Lamine y un gol de autor de Raphinha, mientras festejaban los culés otra victoria histórica desde lo más alto del estadio. En lo alto de la clasificación también está al Barça, que se escapa en la Liga y Laporta ya sueña con otro milagro parecido al de 2009. Flick es el nuevo Guardiola.