Robert Lewandowski es el hombre gol del Barça. El futbolista con más pegada. Posiblemente ya no es el más mediático, porque Lamine Yamal es cada día más global, pero Hansi Flick lo mima. Necesita que esté enchufado y ya suma cuatro goles y dos asistencias en la Liga. En Girona, sin embargo, estuvo apagado.
El día que el Barça firmó su mejor partido, Lewandowski tuvo poco protagonismo. Dispuso de dos buenas ocasiones de gol en la segunda parte, pero no estuvo acertado. Por suerte, Lamine Yamal y Dani Olmo están en estado de gracia. Con ellos, el equipo azulgrana es más temible.
Los descansos de Flick
Flick, de momento, gestiona muy bien los minutos de Lewandowski. No cuestiona, ni mucho menos, su titularidad, pero le da descansos necesarios cuando los partidos están decididos. Y también le libera de una presión asfixiante a los rivales.
En el Barça de Flick, son Raphinha y Lamine Yamal quienes presionan a los centrales rivales. Y de ahí nació el primer gol del joven delantero azulgrana. Lewandowski, mientras, se encarga de incomodar al mediocentro. Flick le pide esfuerzos más cortos, menos intensos, pero necesita que conecte mejor con los centrocampistas. En un Barça que funciona, el polaco debe lograr registros espectaculares.