Dos minutos hicieron falta para ver que este Barça es otra cosa. Lamine Yamal, con una pisada destrozó a un rival con un túnel. Antesala de lo que estaba por venir. El equipo de Hansi Flick torturó a un Real Valladolid abrumado por el ritmo vertiginoso de los azulgranas (7-0). El Barça consolidó su liderato en Montjuïc. Confirmó que los tres triunfos consecutivos no eran casualidad y que este Barça va muy en serio.
Consciente de la importancia de seguir líderes tras el parón, Flick no se guardó nada. Sacó el once titular de gala, con Ferran Torres en el banquillo y un Dani Olmo que estrenaba titularidad, y un Marc Casadó que sustituía al lastimado Marc Bernal. Un equipo extremadamente ofensivo. Raphinha, Lamine Yamal, Lewandowski y Pedri complementaban a la medular.
El 4-3-3 perdido
Flick se está quedando sin detractores. No pone excusas; se dedica a trabajar. Sobre la hoja, que de nada sirve una vez suena el pitido inicial, el esquema puede parecer un 4-2-3-1, pero, con el balón rodando, Olmo y Pedri ejercen de interiores. Dan fluidez al juego, saben dónde están los compañeros. El Barça cada vez presiona más, y mejor. Y la Masía no pierde protagonismo.
Con Olmo, los azulgranas vuelven a apostar por el talento. Si a la dupla de interiores se le añade el talento de Lamine Yamal por fuera, los de Flick son una máquina de generar juego y ocasiones. Prueba de ello es que Olmo se encontró con el palo a los cinco minutos y luego marcó otro en posición antirreglamentaria.
Agresivos al espacio
A los 20 minutos el Barça ya estaba por delante. Y no gracias a los de alante. Pau Cubarsí, sobrado de calidad, puso un balón al jugador que mejor pica a los espacios: Raphinha. Controló con el pecho el brasileño y solo le hizo falta un toque para definir cruzado con el exterior de su bota izquierda. Lo mismo necesitó Lewandowski para poner el segundo, tras una gran jugada de Lamine Yamal, el joven de Rocafonda la colocó a la espalda de la defensa. Lewy se quedó solo. Ahí no falla.
El Barça fue un vendaval. Un engranaje bien engrasado. Se pudo ir con un par de goles más al descanso con un poco más de puntería y si el balón hubiese tocado en la parte interna del poste. La suerte no estuvo de parte de Olmo, pero sí de Jules Koundé. Se encontró con un balón mal rechazado tras un córner y remató como pudo. Palo y gol.
Con tranquilidad al parón
Ter Stegen esta vez si cumplió cuando tocaba. La única jugada con peligro del Valladolid, la paró. En consecuencia, el Barça pudo jugar con una tranquilidad y una confianza abrumadoras. Flick, con el encuentro resuelto, dio tiempo de juego al debutante Sergi Domínguez, a Fermín López y a Éric García. Rotaron Pedri, Cubarsí y Casadó.
Raphinha coronó. Hat trick para el futbolista zurdo, que culmina un inicio de temporada excepcional. La manita vino gracias a un pase de Lamine Yamal, que, pese a no serlo, demostró sus dotes de mago brasileño. Raphinha puso la puntita de la bota para definir entre las piernas de Hein. A la fiesta se sumaron, por fin, el bueno de Dani Olmo, demostrando la acertada apuesta del club por él, y Ferran Torres.
El Barça empieza el curso disfrutando. Bailando. Así celebraron el primero Raphinha y Lamine Yamal. Hansi Flick ha entrado de pleno en el vestuario y se ha ganado a la afición, que coreó su nombre. Lo más importante en un entrenador es la credibilidad. El mensaje y las órdenes del técnico han calado en la plantilla. El Barça se va líder al parón. Doce de doce y un partido para disfrutar, como hace tiempo que no se vivía en el Barcelona.