Vitor Roque, el último fichaje millonario de Joan Laporta, calmó la ansiedad del Barça (1-0) y las tensiones con Xavi Hernández. Un gol del delantero brasileño resolvió el partido contra Osasuna y animó al equipo azulgrana cuatro días después de que el técnico de Terrassa pusiera fecha de caducidad a su proyecto en el club.
Xavi agitó una vez más al equipo al dar entrada a Cancelo y a Cubarsí, un defensa con futuro incierto y una gran promesa del Barça. También fue titular Pedri, suplente contra el Villarreal, ante un Osasuna que tampoco vive días gloriosos. El curso actual no es tan brillante como el anterior para el grupo rojillo.
La temprana lesión de Ferran
El partido no pudo empezar peor para el Barça. Ferran Torres, uno de los futbolistas en mejor forma del equipo, tuvo que retirarse por una lesión muscular. Se fue del campo con lágrimas, frustrado, pero con el reconocimiento de Xavi y la afición. Fue sustituido por Fermín López, ya con ficha del primer equipo.
Dominaba el Barça ante un Osasuna muy bien ordenado, pero carecía de chispa y profundidad el equipo azulgrana. El conjunto de Jagoba Arrasate, mientras, intentaba encontrar espacios en la espalda de Koundé y Mojica dispuso de una clara ocasión del gol a los 28 minutos.
La ocasión de Budimir
También pudo marcar Budimir en un saque de esquina. Igual que minutos antes Koundé en una primera parte muy táctica y poco vistosa, con Fermín como el futbolista más incisivo del Barça.
El segundo acto comenzó con el Barça adormecido, destensado ante un Osasuna que dudaba entre proteger a Aitor Fernández o atacar a Iñaki Peña. Faltaban criterio y liderazgo en el equipo de Xavi, que se desgañitaba en la banda.
El gol de Vitor Roque
El Barça era la viva imagen de la impotencia. Del querer y no poder, hasta que Xavi movió el banquillo y dio entrada a Vitor Roque. Tigrinho no pudo ser más decisivo en su primera aparición, al cabecear un buen centro de Joao Cancelo desde la banda izquierda y calmar a la afición auzlgrana, que también celebró la expulsión de Unai García.
Osasuna, timorato hasta entonces, abrió las líneas y Raúl García pudo empatar en un despiste colectivo de la defensa barcelonista, pero el delantero tuvo el punto de mira desenfocado. Inseguro y ansiado, apretó los dientes el Barça y por fin ganó un partido que tranquilizará a un club que vive al borde de un ataque de nervios.