Sergi Roberto, posiblemente el capitán con menos glamour de la historia moderna del Barça, calmó al equipo azulgrana. Dos goles suyos tumbaron al Almería en un partido de locos, intenso como pocos, pero por momentos desesperante. "Es más culé que el palo de la bandera", sostiene Xavi Hernández, un técnico muy cuestionado en Montjuïc que tendrá unos días de calma gracias al compromiso de un actor muy secundario que volvió a ser el gran protagonista. Como el día del 6-1 al PSG de hace seis años, pero el Barça actual tiene mucho menos empaque y credibilidad que aquel.
Condicionado por las bajas de Ter Stegen, Iñigo Martínez, Marcos Alonso, Gavi, Frenkie de Jong, Pedri, Xavi Hernández dio entrada a Sergi Roberto y Fermín López en el centro del campo, mientras que en defensa prescindió de Koundé en beneficio de Christensen.
El Almería junta las líneas
El Barça monopolizó el balón desde el primer minuto e intentó golpear pronto al colista para calmar su ansiedad. Sergi Roberto, titular por un día, tuvo la primera ocasión clara de gol y Raphinha probó fortuna desde fuera del área. En defensa, en cambio, Araujo comenzó muy dubitativo. Impreciso.
El Almería no se inmutó con los primeros sustos. Si acaso, Garitano todavía juntó más sus líneas. En apenas 10 metros se colocaban sus 10 jugadores de campo para negar cualquier espacio al Barça y proteger a Luis Maximiano.
El gol de Raphinha
El grupo de Xavi colapso mediado el primer acto y la afición expresó su malestar con pitos. Al equipo le faltaban ideas y desparpajo, pero todos los males parecían disiparse con el gol de Raphinha.
El Barça se destensó y perdió la gran ocasión para destrozar al Almería, que no había ganado ningún partido en la Liga. No tiene instinto asesino el equipo, ni tan siquiera Lewandowski, impotente ante Luis Maximiano. Y en defensa sigue empanado, con un Araujo en horas bajas, que habilitó a Baptistao en el gol del empate.
La primera parte finalizó sin más noticias y con el enfado de la afición barcelonista. También con un Xavi preocupado que agitó al equipo en el descanso con las incorporaciones de Ferran Torres y Koundé por Joao Félix y Christensen. Y el delantero valenciano tuvo dos claras ocasiones de gol en los primeros tres minutos del segundo tiempo. También Lewandowki tenía prisa por marcar.
El gol de Sergi Roberto
Apretaba el Barça y resistía el Almería. El equipo de Xavi llegaba con mucha claridad, pero le faltaba precisión. El gol se mascaba y, otra vez, llegó en una jugada a balón parado, en un saque de esquina botado por Raphinha y cabeceado por Sergi Roberto.
Parecía el partido controlado. El Almería apenas inquietaba pero sacó petróleo de una falta inocente. De un error de Iñaki Peña, que le regaló la pelota a Edgar, quien solo tuvo que empujarla para silenciar Montjuïc.
El partido, otra vez, entró en una nueva dimensión, con el Barça desesperado, impotente, incapaz de marcar un gol, con Gundogan fallando un cabezazo a un metro de la portería, totalmente solo. Y tuvo que ser Sergi Roberto, nuevamente, quien solucionara un partido trampa para un Barça que vive al límite.