Ningún partido fuera de casa es fácil en la Liga, y eso Ter Stegen lo sabe mejor que nadie. El guardameta del FC Barcelona lleva unos días difíciles bajo palos, teniendo en cuenta que recibió dos dianas del Celta en Montjuïc el pasado sábado.
Fallo garrafal
Este martes, antes de los diez minutos ya había tenido que recoger el balón del fondo de las mallas en Mallorca. El conjunto bermellón fue diligente en la presión alta, y el Barça se confió. En concreto, un Ter Stegen que tiene muy bien acostumbrados a todos los barcelonistas con su juego de pies, pero que volvió a demostrar que también es humano.
Pase en corto a tierra de nadie del cancerbero, entre Íñigo Martínez y Oriol Romeu, que acabó en gol de Muriqi tras una asistencia de cabeza de Antonio Sánchez. Aunque Ronald Araujo salvó el primer pase de la muerte del atacante balear, en segunda instancia éste consiguió conectar con un Muriqi que no falló.
Giro de guion
Empezaba mal el partido para un FC Barcelona que no debería acostumbrarse a remar a contracorriente. El gol fue un jarro de agua fría para el Barça y un soplo de aire fresco para el Mallorca, que con el marcador a favor pudo jugar de forma algo distinta y más conservadora sobre el césped de Son Moix.
El conjunto bermellón cedió el control de la posesión al FC Barcelona y se encerró en su propio campo, esperando alguna oportunidad más al contragolpe. Defensa férrea de los de Javier Aguirre, que no dieron rienda suelta a la especulación y jugaron a gran intensidad, tanto con el balón como sin él.