El Barça tiene orgullo. Carácter. Estaba agonizando el equipo de Xavi Hernández ante un Celta imperial que ganaba por 0-2 a un cuarto de hora del final. Montjuïc, sin embargo, no se rindió. Tampoco el grupo azulgrana. Lewandowski viajó hacia el pasado y rescató al Barça con dos goles milagrosos que evitaron una noche cruel. Pero el empate no era suficiente y Joao Cancelo, en el minuto 90, desató la locura en el Olímpic Lluís Companys con un gol milagroso que certificaba la remontada barcelonista. Y el liderato provisional en Primera División.
Xavi Hernández movió algunas fichas de su tablero. El cambio más significativo fue la presencia de Marcos Alonso en el once titular, en detrimento de Balde. Más esperada fue la presencia de Ferran Torres en la banda derecha y la suplencia de Gavi, uno de los damnificados por la llegada de Joao Félix.
El Barça llegaba al partido con la autoestima muy alta, encantado con Joao Félix y el resurgir de Lewandowski. En el Celta, Rafa Benítez apostó por acumular defensas (5-3-2) para negarle los espacios al grupo azulgrana, sobre todo en la zona central, y se encomendó a Iago Aspas para intentar sorprender al actual campeón de Liga.
Sin intensidad ni chispa
El equipo de Xavi comenzó algo tibio. Sin intensidad ni chispa. Más pendiente de descifrar al Celta que de castigarle, con un Joao Félix que pronto abandonó la banda izquierda y un Marcos Alonso con menos profundidad que Balde. También le faltaba al grupo azulgrana la chispa de Gavi, un futbolista multiusos que aporta mucho carácter.
El Celta apenas daba señales de vida. Iba a lo suyo, hasta que apareció Aspas, para inventarse una genialidad que, con muchos problemas, desactivó Ter Stegen para frustración del crack de Moaña. Solo un minuto después, Larsen sí superó al portero del Barça en el mano a mano con un remate cruzado.
Primer gol en contra
El Barça, que no había encajado ningún gol en Montjuïc, se encontró con un duelo inesperado. Y, una vez más, quedó patente que el equipo de Xavi se encuentra tan cómodo ante rivales atrevidos como sufre ante contrincantes que defienden en bloque bajo. Y los problemas se agravaron con la lesión de Frenkie de Jong, sustituido por Gavi en el minuto 35.
Tocaba y tocaba el Barça, pero apenas inquietaba a Iván Villar, si acaso con un remate mordido de Joao Félix y otro de Marcos Alonso. El Celta, en cambio, no marcó el segundo gol de milagro, tras una buena intervención de Ter Stegen y un remate poco atinado de Luca de la Torre.
Cambos en el descanso
El partido tenía mal pinta y requería la intervención de Xavi. Necesita agitar el duelo para incomodar a un Celta muy bien trabajado tácticamente y dio entrada a Araujo y Lamine Yamal, por Oriol Romeu y Marcos Alonso. Quería más garra y desequilibrio el técnico azulgrana.
El Barça asumió riesgos. Planteó la segunda parte a tumba abierta, acumulando futbolistas en ataque y concediendo muchos espacios en defensa. Sin embargo, el nuevo decorado tampoco era del agrado de Xavi, que también daría entrada a Balde por Christensen.
La ocasión de Ferran
El partido se rompió. No había control y cualquier error podía ser letal. Ferran, sin embargo, cruzó demasiado un remate que frustró el empate. Perdonó el Barça a un Celta ambicioso que leyó perfectamente un desajuste defensivo azulgrana para dinamitar el partido con una contra culminada por Douvikas.
El Barça estaba contra las cuerdas, pero no se rindió. Cuando más tocado estaba, se sacudió todos sus complejos y conectó con Lewandowski, que marcó dos goles salvadores que fueron el preludio del éxtasis culé, certificado con el tanto de Cancelo.