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Joan Laporta, durante un acto como presidente del Barça en el Auditori 1899

Joan Laporta, durante un acto como presidente del Barça en el Auditori 1899 MONTAJE CULEMANIA

Hablemos del Barça

Laporta se cargó el proyecto por su interés en los grandes contratos del Barça

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En marzo de 2021, Joan Laporta ganó las elecciones con una propuesta ilusionante y, aparentemente, muy profesional. Sería un presidente representativo mientras que confiaría la vertiente ejecutiva a un grupo de reputados profesionales independientes. Sin embargo, todo se fue al traste muy pronto, cuando Laporta decidió inmiscuirse personalmente en todos los grandes contratos del club a espaldas de los ejecutivos del club y saltándose las normas internas.

Cuando se da cuenta de esto el director General, Ferran Reverter, quién había sido el fichaje estrella de Laporta en los despachos, dimite en febrero de 2022 después de saber que Laporta ha vendido todos los activos comerciales (publicidad en la Camiseta del primer equipo, del femenino, de la camiseta de entrenamiento y del Naming Right del Camp Nou a una sola compañía, Spotify, y poniendo a un comisionista como Darren Dein en medio, que según algunas informaciones se llevó 18 millones.

Curiosamente, Laporta también puso al mismo intermediario en medio de la renovación del contrato con Nike para llevarse 50 millones de comisión más, lo que provocó la dimisión del directivo, Juli Guiu, que fue el verdadero negociador con la marca de Oregon.

En aquel febrero de 2022, a Reverter ya le había llegado que Laporta estaba hablando con unos turcos para adjudicarles las obras del Camp Nou. A los pocos días, el empresario de éxito y avalista de Laporta, José Elías, también dimite como miembro del consejo del Espai Barça.

Tras la renuncia de Reverter, el 7 de marzo de 2022, Laporta decide destituir a Xavier Mas, el “Compliance officer” el director que vigilaba el cumplimiento normativo por parte de todos los integrantes del club y a Juan Manuel Tabero, el director de tecnología.

A la semana siguiente, el 17 de marzo de 2022, Laporta se ve con Nihat Özdemir, expresidente de la Federación Turca de Fútbol y fundador de la constructora Limak en el palco del Nef Stadyumu, estadio del Galatasaray, en la vuelta de los octavos de final de la Europa League que disputó el Barça. Tras ese encuentro, empezó un obsesivo interés de Laporta para adjudicar las obras de remodelación del Camp Nou a esa constructora turca por 950 millones de euros aunque eso supusiera tener que apartar a los ejecutivos del Espai Barça y saltarse las normas impuestas por el Comité de Técnicos del club, dado que la constructora turca no cumplía ninguna de las principales condiciones exigidas. Ni había construido un estadio de más de 40.000 espectadores en los últimos 10 años, ni tenía un mínimo de dos referencias de edificios en España con el presupuesto superior a 150 millones de euros en los últimos 10 años.

En junio de 2022, Laporta decide apartar a Ramón Ramírez, experimentado ingeniero, como director de Patrimonio y del Espai Barça para poner a un amigo suyo, Joan Sentelles, que estuvo con él cuando hicieron desaparecer al Reus. En el primer mandato de Laporta, Sentelles, que parece saber de todo, hizo de director de Recursos Humanos, y horas antes de que Sandro Rosell tomara posesión como nuevo presidente, despidió al director general Joan Oliver, entregándole un cheque de 852.787 euros, a pesar de que el propio Oliver había manifestado que dimitiría con el cambio de junta.

En agosto de 2022, se decide apartar a los despachos de arquitectura que venían trabajando en el proyecto del Camp Nou, como IDOM, que se coordinaba con el diseñador del proyecto Nikken Sekkei y b720 Fermín Vázquez Arquitectos. En su lugar se elige en la Dirección de obras del Camp Nou a una modestísima ingeniería de Terrassa, Torrella Ingeniería, que solo facturaba 3 millones de euros y se dedicaba a hacer naves industriales. Para abrirle la puerta a Limak, el 1 de septiembre de 2022, y en contra de la opinión del Comité de Técnicos del club, se ordena cambiar las normas y retirar las exigencias para que Limak pudiera presentarse.

Aún así, el Comité de Técnicos valoraron la propuesta turca como la “peor calificada” respecto a las otras dos constructoras presentadas: FCC con Comsa, que había construido el Bernabéu y el Wanda Metropolitano, y la UTE formada por Acciona y Ferrovial, que llevaban más de 3 años trabajando en la elaboración del complejo proyecto con un coste de 2 millones de euros. Sorprendió que los turcos elaboraron su propuesta en solo 6 meses.

Fuentes cercanas al proceso sospechan que alguien les pasó los proyectos de las constructoras españolas a los turcos. Además, Limak dio el dossier fuera de plazo y exigía 200 millones para empezar las obras mientras que las otras constructoras solo pedían 12 millones.

Según desveló la Cadena Ser, el 28 de diciembre de 2022, el Comité técnico del club entregó su informe en la que dejaba a Limak como la peor calificada técnicamente. Sin embargo, 2 días después, el Director del Espai Barça puesto por Laporta, Joan Sentelles, cambió las calificaciones y dio a Limak como ganadora alegando que los turcos garantizaban entregar la obra finalizada en noviembre de 2024 con 60.000 espectadores y la cubierta ya instalada. Era imposible y para nada creíble.

Como era de esperar, llevan 1 año de retraso, no han entregado las obras y el izado de la cubierta se ha pospuesto para de aquí dos años. A los pocos días de la elección de Limak de esta manera irregular, en enero de 2023, el directivo encargado del Espai Barça, Jaume Llauradó dimitió. Y luego sale Laporta en un programa de TV3 para decir, mientras se le escapa la risa, que un presidente del Barça lo que no tiene que hacer es mentir.