Por fin ha regresado la Champions League, la mayor competición continental y el gran deseo del conjunto blaugrana, que no levanta el prestigioso trofeo desde 2015, con Luis Enrique en el banquillo.

Los de Hansi Flick han comenzado la competición de la mejor forma, consiguiendo una meritoria victoria frente al Newcastle a domicilio y sumando los primeros tres puntos ante un rival complicado y en su estadio, un dato que no es menor, porque desde hace más de 30 años nadie que haya perdido el primer  partido ha conseguido proclamarse campeón.

Es cierto que la Champions es el gran objeto de deseo de la afición blaugrana, pero este sueño no debe convertirse nunca en una obsesión, algo que podría hacer daño tanto a un equipo joven como también a una afición que ha entendido la situación por la que está pasando el club, aunque es exigente y pide más transparencia.


Esta primera victoria, sufrida en algunos momentos, deja claro que esta temporada el Barça tiene la misma hambre de títulos o quizás más, que quiere sacarse la espina clavada de la pasada campaña por no haber alcanzado la final europea por pocos minutos, y que sus jugadores, la mayoría jóvenes y de la casa, tienen muy claro que quieren seguir ganando y marcar una época.

En Inglaterra el equipo dio síntomas de maduración, sabiendo jugar con el marcador, sin ansiedades y leyendo perfectamente los momentos, algo a lo que ayuda y mucho Hansi Flick, un entrenador que ya ha demostrado que sabe tener incidencia en el equipo y el juego durante los partidos, algo perfecto para guiar a los más jóvenes.

Sin duda esta temporada existe un punto más de tranquilidad con la plantilla, principalmente por el fondo de armario del equipo, donde, por ejemplo, los blaugranas son capaces de suplir sin problemas a su mejor jugador, Lamine Yamal, sin que el equipo se caiga o lo note más de la cuenta, algo que sucede en todas las líneas y que hacía muchos años que no se veía.


Otra conclusión que ya tenemos con los pocos partidos oficiales que se han disputado este curso es que Joan Garcia es una realidad, el portero de Sallent puede ser sin lugar a dudas el guardameta de la década en el Barça, se ha adaptado perfectamente y transmite muchísima seguridad bajo palos, algo que ayuda mucho al equipo porque está cuando debe estar, salvando el partido cuando hace falta y sin hacer ruido.


Las segundas temporadas son siempre más complicadas que las primeras, un gran reto para Hansi Flick, pero por el momento las cosas han empezado bien, demostrando ganas, más maduración de los futbolistas, inteligencia y también mucha hambre por seguir ganando, valores clave para un Barça que quiere marcar una época.


Estos primeros partidos han dejado algunas dudas como es normal, pero el equipo sabe leer mejor los partidos y los jugadores entender más el juego, las circunstancias y, especialmente, corregir los errores que se hayan podido cometer, un aprendizaje constante que ayudará al grupo cuando lleguen los grandes partidos y los momentos complicados.


Por el momento la afición puede estar tranquila y centrarse en hacer su trabajo, estar al lado del equipo y ser el número 12, porque este grupo sigue muy vivo y con claros síntomas de seguir adelante y mejorar.

Y sólo un dato, a día de hoy es muy difícil acertar completamente las alineaciones, lo que hablar muy bien del trabajo de todos los jugadores y también del de Hansi Flick, hasta el punto de que no hay duda ni ansiedad con ningún jugador que pueda entrar o ser alineado, lo que demuestra que este grupo es capaz de todo y que va a pelear por todo.


Primer partido de Champions superado y con victoria, quedan 14 para que el sueño de la orejona vuelva a pasear por las calles de Barcelona.