El mes de agosto está a punto de terminar, pero nuevamente la dirección del conjunto blaugrana ha dejado los deberes para el último momento, lo que siempre se ha dicho que no se debe hacer.
Parece que no hay verano en el que no tengamos un cierto suspense con el cierre del mercado de fichajes y las inscripciones, pero las labores pendientes en el Barça van mucho más allá de una simple ventana de fichajes, pues este mes el club se ha jugado mucho más que una plantilla y quedarán cosas pendientes por hacer, que deben ser atendidas.
Resulta dantesco llegar a finales de agosto y todavía no saber donde va a jugar el conjunto de Hansi Flick, con la incógnita del Camp Nou a solo 15 días de disputar el que debería ser el primer partido del equipo en casa en Liga y con la Champions en la esquina.
Desde el club indican que se mantiene el plan A, por lo que la vuelta al Spotify Camp Nou sigue siendo la prioridad, pero por si acaso ya han alquilado nuevamente Montjuïc, por si toca activar el plan B, movimientos que, nuevamente, denotan cierta improvisación y provocan malestar a una afición que ya no sabe qué pensar ni que creer, pues resulta inadmisible que con la Liga empezada y a pocos días de jugar en casa, la masa social todavía no sepa nada de los abonos de la temporada, algo inaudito.
Con el mercado de fichajes a punto de cerrar y nuevamente los problemas de inscripción de jugadores, el club debe hacer una profunda reflexión para regresar a la regla del 1-1 del Fair Play cuanto antes y explicar las verdaderas razones por las que se sigue estando en una situación tan precaria.
La afición percibe una vez más que deben pasar cosas externas, como la lesión de larga duración de Ter Stegen, para poder inscribir, cuando antes de empezar el mercado se nos hacía soñar con grandes fichajes que no hubiera podido ser inscritos, a la vez que las pocas salidas que había que realizar se demoran al último momento.
La marcha de Íñigo Martínez para aliviar el Fair Play financiero ha sido dura de asimilar, cuando fue uno de los jugadores más importantes de la pasada temporada y siendo, prácticamente, un capitán sin brazalete dentro del equipo, al que por el momento no se le ha encontrado sustituto en ese rol.
Tal vez el club no necesita un nuevo central (nada de pensar en Laporte para devolver ningún golpe al Athletic porque es absurdo), pero sí que debía haber explorado más a fondo la opción de incorporar a Marc Pubill, que finalmente fichó por el Atlético, un lateral diestro puro, joven y con proyección a un precio asequible que podía descansar a Koundé o Éric e, incluso, devolverlos al centro de la zaga si hubiera hecho falta.
Obviamente, la edad de Íñigo era algo a tener en cuenta, pero el rol del vasco dentro del vestuario deberá ser asumido por otra persona, más a la vista de que los primeros capitanes de la plantilla no están usando este rol correctamente, principalmente Ter Stegen y Frenkie De Jong, lo que obliga a renovar los capitanes con urgencia.
El portero alemán ha actuado de forma contraria a los intereses del equipo, poniendo siempre los suyos por delante y perjudicando al grupo, más teniendo en cuenta que mintió públicamente afirmando que su lesión era de tres meses solo para evitar la inscripción de Joan García, algo que el club no debe permitir bajo ningún concepto, aunque el jugador haya rectificado, porque no es la primera ni tampoco la última contra el club.
Sin duda, la polémica con Ter Stegen no está acabada y regresará en Navidad, aunque por ahora esperemos que no afecte al equipo ni al ambiente del vestuario, ya que lo más probable es que club y portero deban separar sus caminos en el próximo mercado de invierno, por el bien de todos.
Otro caso paradigmático es el de Frenkie De Jong, que nunca ha ayudado al club, estando en su derecho de no hacerlo, y se le pretende renovar, hasta el punto de mirar a jóvenes como Casadó y Fermín, que son el futuro del club, como posibles “ventas dolorosas” para cuadrar los números, algo que no debería suceder por el bien de la entidad blaugrana.
Con Pedri, Gavi, Bernal y Casadó como opciones al doble pivote, cuesta de entender por qué el Barça no plantea sacrificar al holandés, con uno de los salarios más altos de la plantilla y un rendimiento mediocre a excepción del pasado curso, como la fórmula para aliviar el Fair Play del equipo, algo que la directiva sí hizo con otros jugadores de mucho peso como es el caso de Leo Messi.
Quedan muchos deberes pendientes, algunos para afrontar ya y otros este mismo otoño, y que, principalmente, no deberían llegar ni a la castanyada sin hacer, por el bien del Barça.