Cualquier lengua es tan rica en su vocabulario que son muchas las palabras que dan para señales de interpretación diferentes. “Podría” es una de ellas. Hoy en día muy utilizada por el Barça y reflejada en los medios de comunicación. De hecho, no hay nadie que diga “yo no la utilizo tanto”. Lo bueno es que bien puede dejar una puerta abierta a la esperanza, pero también puede utilizarse para engañar y convencer al aficionado de que algo bueno está a punto de llegar. O también para sembrar semillas de cara al futuro de unas elecciones, que es el caso de la actual directiva azulgrana.
Por ejemplo, “el presidente del Barça podría fichar a Julián Álvarez en el 2026”. Por supuesto que la ilusión por tener a los mejores futbolistas del mundo es una de las cualidades exclusivas de la entidad azulgrana. También lo era el colombiano Luis Díaz. Podría haberlo fichado, pero al final se lo llevó el Bayern. También el barcelonismo se preparó para volver al Spotify Camp Nou en una fecha que al final se quedó en el tintero. Ha tenido tantos regresos que ya no cabe el podría. Tenía que volver para el pasado año e incluso para el Joan Gamper de este mes. Pero no. O la reciente de que podría jugar a puerta cerrada contra el Valencia en el Camp Nou. O sea, sin público.
Seguramente, ningún aficionado deseará que eso suceda. Tanto esperar para llegado el día D abrirlo solo para los equipos parece una bobada de las más bobas. Claro que con el “podría” todo parece posible, pero sería mejor callar sobre estos temas y, especialmente, sobre el del estadio. Eso sin duda es hacer el ridículo y no hace falta intoxicar tanto a los medios y menos a los aficionados que ya están contentos con lo que hace Hansi Flick y los jugadores en el campo. El vestuario nunca habla de podría. Obras son amores.