Asegura Jaume Llopis, exdirectivo del FC Barcelona, que el club está mucho peor que en 2021, cuando Joan Laporta ganó las elecciones por goleada. Argumenta que la entidad tiene más deuda y menos patrimonio. También cuestiona el estilo y algunos acuerdos del máximo dirigente.

Llopis, en cambio, admite que el Barça goza de mejor salud deportiva. Hay un dato que es incuestionable. El primer equipo de fútbol ha ganado seis títulos desde marzo de 2021. Dos Ligas, dos Copas del Rey y dos Supercopas de España. La Champions, en cambio, es una pesadilla para los barcelonistas, que celebraron el último título en 2015. Hace ya 10 años. En tiempos de crisis, los resultados son aceptables. Como mínimo.

El Barça de Laporta (parte II) ganó el primer título con Koeman en el banquillo y Messi en el campo, pero el presidente no quiso renovar el contrato del astro argentino y sustituyó al héroe de Wembley por Xavi. Con él, el equipo ganó una Supercopa y una Liga, pero su ciclo acabó mal.

Hansi Flick, el técnico del Bayern en 2020, el del sextete y el del 2-8 al Barça en Lisboa, ha sido la mejor apuesta de Laporta. El entrenador alemán ha sabido adaptarse al modelo barcelonista, sin renunciar a su receta. El Barcelona, hoy, es un equipo ambicioso y ofensivo, pero también directo y vertical. Elabora menos, pero pega más. Y todavía debe resolver algunos problemas en defensa, su mal endémico.

Económica e institucionalmente, el Barça no está demasiado boyante. Las secciones están en crisis, con constantes recortes y salidas traumáticas. Las cuentas no le cuadran a Laporta. Sus ejercicios de funambulismo, de momento, no son aceptados por el último auditor. El primer Laporta (de 2003 a 2010) presumía de Unicef, y ahora celebra convenios de dudosa ética con El Congo, más allá del pago de comisiones excesivas a amigos y de acuerdos con sociedades fantasmas o casi.

El Barça, como club, está en manos del equipo. De Flick y sus futbolistas. La cantera es el gran tesoro de una entidad que presumía de ser "més que un club" y que ahora es una institución cada vez menos íntegra y decorosa.