Venga, presi, que usted puede con todo. Ahora vaya a por Luis Díaz. Venda esa idea todo el verano que se la compraremos. Los de la prensa deportiva somos así. El Mundial de Clubes apenas llena páginas porque no la ha jugado el Barça, y seguramente habría vendido la eliminación del Madrid a las primeras de cambio, pero ahí está en semifinales. Ahora que me encuentro en mi tierra, Barranquilla, no hay compañero de profesión que me pregunte si es verdad que el Barça fichará a Luis Díaz. Mi respuesta siempre ha sido de “tranquilos, es época de serpientes de verano”.
Es el mejor período para que los presidentes, como Joan Laporta, anuncien con la boca bien grande que ficharán a Nico y el del Athletic acabe encontrando la renovación y el contrato de su vida. Y también para que los representantes de jugadores, esos que se llevan también una gran comisión, subasten a sus pupilos. Son conscientes que si sale el nombre del Barça interesado en tal jugador, inmediatamente el valor subirá por si lo quiere otro equipo o el chico quiere renovar ganando más. Así es el negocio.
Deseo que Luis Díaz fiche por el Barça. Si ya hoy veo muchos niños y jóvenes con camisetas azulgranas, y niñas con las del femenino, me imagino que se dispararían las ventas con un hombre que dribla, asiste, defiende, ataca y marca goles. Y me alegraría porque los últimos compatriotas que el club ha tenido no han convencido mucho. Ni Yerry Mina ni Jeison Murillo, ambos defensas, dieron la talla que se esperaba de ellos. Pero dudo mucho que se produzca ese fichaje.
El Liverpool acaba de perder para siempre a uno de esos extremos que complacía los intereses del entrenador. La muerte de Diogo Jota reclama que el colombiano se quede en el club. Pero ver para creer. Y ya sabemos cómo se las trae Jan Laporta. O como dijo Sandro Rosell en su entrevista a TV3 hace unos meses: “Jan, piensa solo en el Barça, y tú ya me entiendes”.