La eliminación humillante del Real Madrid en los cuartos de final de la Champions a manos del Arsenal va a suponer un auténtico terremoto institucional y deportivo dentro del club blanco de impredecibles consecuencias. Evidentemente, como marca la ley futbolística no escrita, el gran señalado de la derrota es el entrenador, en este caso Carlo Ancelotti. El futuro del italiano está hoy más en el aire que nunca, con tambores de cambio resonando en el horizonte, y Xabi Alonso esperando hacer las maletas.
Pero antes incluso que Ancelotti, el primer gran damnificado de esta eliminación es Kylian Mbappé. El delantero francés acaba de echar por la borda sus opciones de conquistar el Balón de Oro, uno de los motivos por los que vino al Real Madrid. Y es que Kylian era muy consciente que para hacerse acreedor del trofeo necesitaba ganar la Champions de manera imperiosa y consideraba que el PSG no se lo podía garantizar. La realidad no sólo le ha dado la espalda de una manera trágica, sino que además el campeón francés está muy cerca de llegar a una final.
Con la salida en la ecuación de Mbappé, ahora mismo todas las miradas en Europa se fijan en un chaval de 17 años, que está deslumbrando a propios y extraños. Estamos hablando de Lamine Yamal, el mayor talento mundial que ha dado el fútbol en cuanto precocidad, capaz de debutar en el Barcelona con 15 años y ganar una Eurocopa con 16 años.
Pocos jugadores a día de hoy pueden hacer sombra a la figura de Yamal. De hecho, sus enemigos estarían en casa: ha empezado a circular el run run en las figuras de Raphinha y Pedri como posibles candidatos, aunque en principio a una distancia más que significativa respecto a Lamine.
Si el Barcelona gana la Champions, la fumata blanca entorno a Yamal será unánime. Otra cosa será si finalmente los blaugrana no llegan a la final o la pierden. Entonces el abanico de candidatos se abriría, aunque cogidos la mayoría con alfileres. A día hoy ni Lautaro ni Saka parecen tener suficiente entidad para eclipsar la luz de Yamal, incluso levantando la 'orejona'. Sólo hay un 'tapado' que podría meterse sin hacer ruido y con opciones reales de lograr el Balón de Oro en el caso de conquistar la Champions este año en Múnich: Ousmane Démbélé.
Eso sí, que el 'mosquito' acabara convirtiéndose en el mejor de Europa, y por ende del mundo, sería como una estocada en toda regla para el FC Barcelona, que estuvo soportando durante seis años al francés, con resultados más bien frustrantes, para ver cómo finalmente acaba triunfando en el PSG y llevando en volandas al equipo hacia el cetro continental. Un golpe de guion que no serían capaces de imaginar ni los hermanos Farrely y Wachovski juntos.