La 'rauxa' de Laporta se impone al 'seny' en el nuevo Barça
El presidente culé obedece a sus impulsos para reconstruir el equipo a base de jugadores que aún no puede pagar
28 julio, 2022 02:46Joan Laporta es un tipo de impulsos. Apasionado y visceral, contagia su optimismo gracias al carisma que desprende, su eficaz oratoria y la alegría natural que le caracteriza. Es un especialista en vender ilusión y lo lleva demostrando desde que tomó las riendas del FC Barcelona el pasado 7 de marzo de 2021. El problema es que la euforia desmedida, a menudo, genera decepciones mayores. Posiblemente, ello venga dado porque dentro de su marcada catalanidad, tiende a dejarse llevar más por la rauxa (el arrebato) que por el seny (la razón).
Lo cierto es que miles de culés hoy sonríen felices viendo el equipazo que se le está construyendo a Xavi Hernández. Los nombres propios que han decidido apostar por el Barça son de primer nivel mundial. Muchos no piensan en cuánto han costado o en si el club podrá pagarlos, simplemente están a rebosar de felicidad porque ayudarán a forjar un equipo mucho más competitivo. Es el objetivo que tiene Laporta, construir un Barça ganador. Porque, como dijo en su discurso a los empleados del club, "si ganamos, estamos todos más contentos, hay más buen rollo" y así también se puede trabajar mucho mejor.
Muchos de esos aficionados que apoyan a Laporta, se dejan llevar por esa rauxa que tan bien describe el carácter del presidente azulgrana. Han llegado Robert Lewandowski, Raphinha, Kessie, Christensen, se ha renovado a Dembelé y está a punto de caer Koundé. Pocos se paran a pensar en cómo es posible que un club que presentó 481 millones de pérdidas hace un año y ha reconocido públicamente una deuda de 1.350 millones pueda estar hoy invirtiendo más de 200 millones en nuevos fichajes. ¿Será que no estábamos tan mal?
¿Habrá que vender más activos?
Esos pocos, los menos, son los que atienden más a la razón (el seny) que a los impulsos de euforia que genera la rauxa. Y se hacen, entre otras, las siguientes preguntas: ¿Y si estos fichajes no salen bien? ¿Y si a pesar del elevado desembolso económico, el equipo se vuelve a quedar sin títulos? ¿Y si a pesar de los Lewandowski, Koundé y compañía volvemos a hacer el ridículo en Europa por sexto año consecutivo? ¿Era necesario pagar 58 millones por Raphinha después de renovar a Dembelé? ¿Habrá que vender más activos del club?
Se trata de un escenario muy poco probable para las mentes de muchos culés contagiados por la inspiradora euforia de Laporta. Pero, posiblemente, sean los mismos que creyeron en la continuidad de Messi o en el efecto Xavi para ganar a Benfica y Bayern en Champions, competirle la Liga al Real Madrid tras golear en el Bernabéu o eliminar al Eintracht de Frankfurt y ganar la Europa League.
¿Y si vuelve a salir mal?
Creyeron y se decepcionaron. Ahora vuelven a creer y eso honra su noble espíritu culé. Pero, ¿y si vuelve a salir mal? Tendremos un Barça que seguirá estando en crisis, pero con 40 millones de euros menos al año por la venta a Sixth Street, con la mitad de Barça Studios vendida a un inversor y con una nueva limpieza de futbolistas que tendrá que hacerse; si es que los dejan inscribir a todos. Y, por ahora, son unos cuantos los que no se pueden inscribir: Dembelé, Sergi Roberto, Kessie, Christensen, Raphinha, Lewandowski y Koundé, en cuánto se haga oficial.
Varios de los altos cargos que apelaban a la razón, como Jaume Giró, Ferran Reverter o Jaume Guardiola, han ido desapareciendo. Y si el club no consigue generar nuevas vías de ingresos, la única forma de pagar nuevos fichajes será vendiendo más activos. Y el modelo SAD estará cada vez más cerca. ¿Rauxa, o seny?