Laporta recibe presiones internas para frenar el Espai Barça
El presidente del Barça está en un callejón sin salida tras estallar el 'Barçagate' de Negreira, la elección de Limak y bajar el nivel de rating del club
3 marzo, 2023 19:07Joan Laporta no para de ganarse enemigos. Al escándalo de Negreira, cuyo principal instigador de la investigación se desconoce pero es obvio que tenía muchas ganas de hacer daño al Barça y/o a su presidente, se suman las presiones del lobby del ladrillo en España. Las constructoras nacionales siguen indignadas por la elección de Limak Holding para acometer las obras de remodelación del Camp Nou, no tanto por una cuestión de dinero, sino reputacional, hasta el punto de que algunos de los capos del Ibex35 tienen a Laporta en el punto de mira. La situación es límite, una encrucijada que pinta mal para el Barça y ya ha generado algunos disidentes internos. De momento no hacen ruido público, pero en la junta directiva del Barça y en su propio organigrama ejecutivo proliferan las voces partidarias de poner freno al Espai Barça. Un tercer frente de posibles enemigos.
La gestión de la licitación de las obras del Camp Nou no ha gustado a nivel interno. El único que lo exteriorizó, aunque de un modo muy suave, fue Jordi Llauradó, exdirectivo responsable del Espai Barça que solicitó un cambio de funciones en la junta directiva y fue a parar a la fundación, el espacio que en tiempos de Bartomeu se designaba a los directivos castigados o a los que pedían un protagonismo mínimo. Llauradó se apartó después de no participar en una votación que la directiva Elena Fort vendió como "unánime" a favor de Limak, pero hay otros directivos que, a medida que han ido conociendo la trascendencia de la decisión, han entendido los riesgos que comporta. En el sector de los constructoras aseguran a Culemanía que "es un suicidio" la designación de Limak.
Riesgo social y financiero
Más allá de algunas taras de tipo social que nadie en el Barça ha sabido responder --acusaciones de muertos durante las obras del aeropuerto de Estambul o de pertener a la denominada mafia de las cinco de Erdogan--, en el seno del club reina la preocupación por diferentes motivos. En primer lugar, el impacto inmediato que está teniendo el Barçagate de Negreira, que ya ha tenido consecuencias negativas para el club: la calificación del nivel de rating de Kroll ha bajado de BBB+ a solo BBB en menos que canta un gallo. Esto significa que el Barça es menos solvente que ayer, y que los tipos de interés deben subir. Los precios están disparados y Goldman Sachs no encuentra suficientes inversores, lo que ha llevado al club a negociar con la banca un tramo de la financiación, como ya hizo la junta directiva anterior.
En un momento en que "el Barça no podrá hacer fichajes en verano", según declaraciones del presidente de la Liga, Javier Tebas, este mismo jueves, parece osado aventurarse a la ejecución de unas obras por valor de 1.500 millones de euros. ¿Cúanto dinero habrá que devolver? ¿Cómo se devolverá? Todavía no hay nada cerrado, pero las últimas informaciones apuntan a unos intereses al alza, del 6 o 7%, que supondrán un coste final, entre unas cosas y otras, de unos 3.000 millones. Y no se empezarían a devolver hasta 2027 como mínimo, cuando Joan Laporta probablemente ya no sea presidente del Barça (aunque tiene derecho a presentarse a las elecciones de 2026).
Limak genera muchas dudas
Por otro lado, están los interrogantes que suscita la solvencia de Limak, una empresa muy vinculada al Gobierno turco, que se ha hecho fuerte, en buena medida, gracias a las ayudas europeas que recibió Turquía durante la crisis de refugiados de Siria. Hay serias dudas de que Limak pueda responder a sus compromisos adquiridos con el Barça, y a las exigentes garantías impuestas por el club, en caso de que por algún motivo Erdogan saliese del gobierno turco. También provoca preocupación el sistema de construcción por piezas, como si de un estadio prefabricado se tratase, con los costes añadidos y logística que supondrá el transporte de los materiales. En caso de incumplimiento, ¿será igual de fácil pedir responsabilidades a una empresa turca que a una española o europea? ¿Qué garantías reales o avales presentará?
La incerteza de las obras, el crédito, la devolución del dinero y el traslado a Montjuïc, sumado al escándalo arbitral, en un contexto económico desfavorable para el Barça, donde es una necesidad imperativa la reducción de la masa salarial --la Liga asegura que el club tiene una situación de 200 millones de pérdidas ordinarias-- son otros aspectos que generan confusión a nivel interno. Hasta el punto de que personas que están dentro del club empiezan a creer que es un error avanzar las obras del Espai Barça.
Disidentes en la cúpula
Laporta está empeñado en sacar adelante el proyecto y poder inaugurar el estadio en noviembre de 2024, cuando se celebra el 125 aniversario de la fundación del club. Sin embargo, cada vez hay más disidentes dentro de la entidad. Las voces contrarias amenazan con tomar fuerza y podrían convencer/seducir a Laporta para que cambie de idea. El presidente todavía mantiene un poder indiscutible en el Barça porque tiene una junta directiva y estructura profesional hecha a medida. Nadie le hará un pulso y si alguien se atreve, acabará saliendo del club. Sin embargo, son momentos complicados y su figura puede verse debilitada.