Laporta y Messi levantaron juntos la Liga de 2010 / EFE

Laporta y Messi levantaron juntos la Liga de 2010 / EFE

Palco

Laporta antepuso los avales a Messi

La Due Diligence que saldrá en septiembre será la mejor herramienta del presidente para explicar los 481 millones de pérdidas

31 agosto, 2021 03:04

Septiembre es el mes marcado en rojo para presentar ante el barcelonismo la famosa Due Diligence que Joan Laporta encargó nada más ser investido presidente del FC Barcelona, el pasado 17 de marzo de 2021. Más de cinco meses después, los socios siguen esperando unos resultados que llevan tiempo en poder de la nueva directiva pero que no se harán públicos hasta que se cierre el mercado de fichajes y se consensue como deben venderse. La oratoria de Laporta es un punto a favor pero no empaña una realidad que todavía se refleja en las quejas de Jorge Messi cada vez que le preguntan los medios: el presidente antepuso los avales a la voluntad de Leo Messi por seguir en el Barça.

Las pretensiones salariales de Messi, aún con la rebaja del 50% de su sueldo, hubiesen sido casi inasumibles para cualquiera; sin embargo, la insistencia de Laporta tanto en campaña como después, remarcando que haría todo lo posible por conseguir que se quedara, nunca se llegó a corresponder con la realidad de los hechos: se priorizaron algunos fichajes y la gestión económica se ha centrado claramente en eliminar cuanto antes el aval de 124,6 millones de euros. Mantener a Messi era incompatible con inflar las pérdidas y poder generar beneficios al año siguiente para reducir los avales a corto plazo.

228 millones de pérdidas sobrevenidas

Tanto es así que en los últimos días se han destapado distintas informaciones que ayudan a entender el por qué de las sonadas pérdidas por valor de 481 millones de euros que anunció el presidente. Ni las peores previsiones auguraban una caída tan elevada teniendo en cuenta que el descenso de ingresos sumaba un total de 374 millones de euros. Ferran Reverter, nuevo CEO del club, infló estas pérdidas mediante dos vías inesperadas: el deterioro de la plantilla depreciando el valor de varios jugadores (138 millones) y las provisiones por litigios judiciales valoradas en 90 millones. En total, 228 millones de pérdidas sobrevenidas.

Leo Messi, en uno de sus últimos partidos con el Barça / EFE

Leo Messi, en uno de sus últimos partidos con el Barça / EFE

Leo Messi, en uno de sus últimos partidos con el Barça / EFE

Estas pérdidas afectaban directamente a la inscripción de Messi, ya que a mayor diferencia entre gastos e ingresos, más elevada era la exigencia de la Liga con los límites salariales. Con las reglas del Fair Play Financiero en la mano, hubo un momento en que el tope máximo salarial era de tan solo 83 millones, según anunció el propio Laporta. Se pudo ampliar posteriormente con la rebaja salarial de Piqué, pero Messi ya no estaba en la plantilla.

55 millones de beneficios por Neymar

En las últimas horas, el portal especializado 2Playbook aporta un dato novedoso: que la junta de Laporta ya tiene previsto ingresar 55 millones de beneficios para la próxima temporada gracias a los litigios judiciales que se han cerrado, especialmente con Neymar, siendo devueltas esas provisiones que a 30 de junio contabilizaron como pérdidas en una compleja jugada contable. Una hipotética revalorización de la plantilla también aportaría nuevos beneficios a la junta.

Laporta no ha inventado nada nuevo. La directiva de Sandro Rosell también se volcó en enjugar pérdidas cuando tomó el mando del club en 2010 y durante dos años se centró en generar beneficios para que se retirasen los avales presentados. Laporta busca lo mismo inflando las pérdidas del anterior ejercicio –donde la junta de Bartomeu gobernó solamente hasta el 27 de octubre de 2020– para después sumar beneficios con mayor facilidad y poder, poco a poco, ir reduciendo ese aval depositado en la Liga por el Banco Sabadell.

Messi podría haberse quedado

En caso de no haber sumado esas pérdidas añadidas, haber aceptado la propuesta del Barça Corporate (por entre 100 y 220 millones) y haber firmado una reducción salarial antes del 30 de junio, Laporta habría podido cerrar el ejercicio con números positivos. Si, además, hubiese sumado los 270 millones que le ofrecía la Liga a través del acuerdo con CVC, la situación hubiese sido totalmente contraria a la presentada y no habría supuesto ningún problema la inscripción de Messi. Pero el equipo de Laporta optó por una estrategia muy distinta: inflar pérdidas en lugar de eliminarlas.

En peligro el modelo de club

Ahora bien, el presidente debe vigilar porque esas pérdidas de 481 millones se le pueden girar en contra y hacer que aumente todavía más el aval bancario. La única manera de evitar que esas pérdidas afecten a su mandato es declararlas como resultado de la pandemia, que cuentan con una exención en forma de Real Decreto Ley de Sociedades Anónimas, algo que por el momento se ha negado a reconocer públicamente. En ese caso, las pérdidas no contarían y no incrementarían el aval, que seguiría siendo del 15% del presupuesto. Si insiste en que la mayoría de pérdidas no obedecen a la pandemia sino a la gestión anterior, las podría tener que acabar asumiendo su directiva, lo que pondría en riesgo no solamente los bolsillos de los directivos sino la viabilidad del Barça como club social.

La otra vía es intentar imputar esas pérdidas a la junta de Bartomeu, algo que a priori se antoja inviable en base a la legislación vigente ya que los estatutos dejan claro que las pérdidas de cada ejercicio son imputables a la directiva que cerró las cuentas. La anterior junta dimitió el 27 de octubre de 2020, con lo que solo podría ser responsable hasta esa fecha, mientras que fue la directiva de Laporta la que cerró los balances del ejercicio 2020-21. Si tirase por esta vía, ambas directivas se volverían a ver enfrentadas en los tribunales.

La decisión de Laporta

La polémica está servida y será Laporta quien decida si ir a la guerra con una nueva acción de responsabilidad o buscar la paz social del club cumpliendo algo que repitió mucho en campaña: “No gobernaremos desde el rencor”. En cualquier caso, su objetivo pasa por seguir reduciendo unos avales que explican mejor que nadie el adiós de Leo Messi al Barça.