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Joan Laporta tuvo un día movido. Comenzó mal, con ruido de fondo en Barcelona, orquestándose un voto de censura que, de momento, se ha frenado y con duras críticas a su gestión. A media tarde llegó la noticia más esperada: el CSD concedió la cautelar solicitada por el club para inscribir a Dani Olmo y Pau Víctor. Y la jornada terminó con una plácida victoria contra el Athletic y la clasificación para la final de la Supercopa, a la espera del duelo entre el Real Madrid y el Mallorca.

El Barça es un club ciclotímico en su máxima expresión. En pocas horas pasa de la depresión a la euforia y viceversa. A veces, su estado de ánima cambia en apenas unos instantes. Un gol puede tener un efecto devastador o euforizante. El 8 de enero de 2025, no obstante, será recordado como un día intenso.

Farré y Cornet

Jordi Farré y Marc Cornet convocaron a los medios de comunicación en el Col.legi de Periodistes de Catalunya. Anunciaron que, de momento, congelan el voto de censura a Laporta, pero acusaron al presidente del Barça de malas praxis. "En la junta de Laporta se han dado casos de corrupción", denunció el exprecandidato a la presidencia del club. "La moción de censura es irremediable", añadió el empresario del sector cárnico.

La oposición a Laporta ha intensificado sus críticas al presidente. Farré era partidario de activar ya el voto de censura, desactivado, curiosamente, por los dos líderes más visibles de la oposición: Joan Camprubí y, sobre todo, Víctor Fort, derrotado en las pasadas elecciones por el abogado barcelonés.

Olmo y Pau Víctor

Los problemas del Barça para inscribir a Dani Olmo y Pau Víctor, el fichaje abortado de Heurtel y la comisión que ha cobrado Darren Dein en el acuerdo de renovación del club con Nike han soliviantado a muchos socios. Nunca la popularidad de Laporta había estado tan baja.

Dani Olmo, tras la victoria del Barça ante el Athletic EFE

Luego, mientras Laporta avanzaba hacia otra sala, después de abrazar al directivo Xavi Puig y a la que las cámaras de la televisión catalana no pudieron acceder, soltó otro grito: "¡Va!". Con los dos puños, Jan emuló la celebración de un gol.

El CSD

Aliviado por la resolución del CSD, Laporta se preparó para la primera semifinal de la Superliga. El rival era el Athletic, uno de los clubes más críticos de la Liga con la gestión económica del Barcelona.

Lamine Yamal sujeta a Gavi para felicitarle por el gol anotado contra el Athletic FCB

Laporta, sin embargo, ya intuía que también recibiría buenas noticias. En Arabia Saudí esperaba que el CSD le concediera la cautelar para inscribir a los dos futbolistas. La noticia llegó una hora y pico antes del partido entre el Barça y el Athletic.

La reacción de Laporta

Impulsivo como casi siempre, Laporta reaccionó como un fanático. Como un hooligan. El presidente del Barça se abrazó con su asesor, Enric Masip, y luego hizo un corte de mangas que fue grabado por las cámaras de TV3. También profirió un grito, posiblemente dedicado a sus detractores.

Joan Laporta y Javier Tevas, en una imagen de archivo REDES

Laporta ya era un hombre feliz, convencido de que había ganado su última batalla contra Javier Tebas, presidente de la Liga. Ya solo faltaba que el Barça derrotara al Athletic en Arabia Saudí.

Gavi y Lamine Yamal

Instalado en un cómodo sillón del King Abdullah Sports City (Yeda), un estadio con más lujo que pasión por el fútbol, Laporta esperaba otra alegría de Hansi Flick, su mejor capataz. Y el técnico alemán cumplió, sobradamente.

Hansi Flick aplaude a los jugadores del Barça en las semifinales de la Supercopa EFE

El Barça, con fases de buen juego y otras con mucho oficio, desactivó y golpeó al Athletic con los goles de Gavi y Lamine Yamal. Ahora, el equipo azulgrana espera rival. El Real Madrid y el Mallorca se enfrentarán este jueves en la otra semifinal.

Laporta espera otro duelo contra el Real Madrid, el eterno rival. Esta temporada, el equipo de Flick ya goleó al campeón de Liga y de la Supercopa en el Bernabéu (0-4) en la mejor noche de los últimos meses en las competiciones domésticas. Otra victoria en la gran final enterraría muchas miserias de los últimos días y, de nuevo, daría alas al presidente del Barça. Una derrota, en cambio, reabriría la caja de los truenos, porque así es el FC Barcelona, una institución que presume de ser más que un club pero que vive al borde de un ataque de nervios.

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