David Escudé Rodríguez (Barcelona, 1975) es un hombre afín y leal a Jaume Collboni, alcalde de Barcelona. Concejal de Deportes y de los distritos de Sant Martí y Les Corts, negoció el traslado del Barça al Estadi Olímpic Lluís Companys, con su presidente, Joan Laporta. Un acuerdo muy celebrado en B:SM, la empresa pública que gestiona las instalaciones olímpicas, y en el consistorio barcelonés, al ingresar casi 20 millones de euros por temporada en concepto de alquiler.
Licenciado en Derecho, aunque apenas ha ejercido de abogado, Escudé forma parte del núcleo duro de Collboni, político que se rodeó de una guardia joven desde que inició el asalto a la alcaldía de Barcelona. En las elecciones de 2019 y 2023 ocupó el número cinco de las listas del PSC y es considerado uno de los concejales “más ideológicos” de los socialistas barceloneses.
El gran maestro de Escudé
Escudé siempre ha sido un gran amante de los deportes. Y deportista. Practicó el fútbol, pero su actual pasión es el atletismo. Sale a correr muchas veces por las calles de Barcelona y ha participado en la maratón de la capital catalana. Muchas veces le acompaña Paco Narváez, exconcejal de Movilidad de Barcelona y persona clave de la gran transformación que sufrió la ciudad en los años 90.
“Narváez fue el gran maestro de Escudé”, sostienen en el PSC, en cuya sede bromean con su look y el de su compañero Ferran Pedret, ambos conocidos como Els Barbuts (Los barbudos), por razones obvias. “Llegó al PSC de las juventudes del partido y muy pronto militó en la Agrupació de Sant Martí. Es muy trabajador, entusiasta y perseverante. Rara vez no consigue lo que se propone”, desliza Narváez. “Escudé ha vuelto a poner a Barcelona en el mapa de los grandes eventos deportivos”, añade.
El regreso al Camp Nou
Los rivales políticos de Escudé también destacan su gran conocimiento del deporte barcelonés. No obstante, dicen de él que es “algo chulito y un poco arrogante”. En Sant Martí también recuerdan que es “contrario al urbanismo táctico” y que se significó en su oposición “a la superilla del Poblenou”. “Le gusta correr, pero la bicicleta no es su fuerte”, recuerdan en el distrito, porque alguna caída ha sufrido con el vehículo de las dos ruedas.
A Escudé le gusta mucho más el fútbol. Suele acudir al palco de Montjuïc, a los partidos del Barça. En los últimos meses, el Olímpic Lluís Companys se ha renovado por las exigencias del club y de la Liga. No es el estadio inhóspito que muchos auguraban, aunque los culés tienen muchas ganas de regresar al Camp Nou, a su casa.
El Espanyol y Montjuïc
El Barça es un cliente muy querido por el Ayuntamiento. En el consistorio recuerdan que el RCD Espanyol jugó en el estadio olímpico entre 1997 y 2009. Y también recuerdan que el otro gran club de Barcelona pagaba 600.000 euros anuales por su alquiler.
Mucho más paga el Barça. Laporta incluso ha reconocido que el club dejó de ingresar 100 millones de euros durante la pasada temporada por su marcha a Montjuïc. El Camp Nou, mientras, sigue en obras. Progresa adecuadamente pero su gran transformación no estará terminada hasta 2026. A partir de entonces, el club ingresará entre 340 y 350 millones de euros anuales por su explotación. Mientras, Montjuïc es la solución, para satisfacción de Escudé y las arcas de Collboni.
"Escudé no ayudó"
Fuentes conocedoras de las negociaciones consultadas por Culemanía aseguran que "Escudé no ayudó demasiado". Explican que "B:SM fue muy dura en las negociaciones" y que Escudé siempre miró por el beneficio del Ayuntamiento, que al final es donde trabaja. Pero desde el club echaron en falta más comprensión con la situación económica de la institución azulgrana, que pelea por salir de la UCI pero todavía no es capaz de regresar a la normalidad económica. Los 91 millones de pérdidas registrados en el ejercicio 2023-24 son buen ejemplo de ello.