Joan Laporta pasará a la historia por ser el presidente que transformó el Camp Nou en el siglo XXI. Está convencido de que será "el mejor estadio del mundo", con 104.600 asientos, todos cubiertos, y mucho más cómodo que hace dos años. El Espai Barça también contempla grandes cambios en los accesos del estadio y, sobre todo, la construcción de un nuevo Palau Blaugrana.
El Palau, de momento, es el patito feo del Espai Barça. Todavía no hay proyecto ni financiación. Laporta, sin embargo, sueña con un pabellón de 15.000 espectadores que pueda acoger los partidos del equipo de baloncesto, grandes eventos deportivos y conciertos de estrellas nacionales e internacionales.
Rosell y Bartomeu
El nuevo Palau, como el Camp Nou, no es un capricho. Es una necesidad (y una exigencia de la Euroliga), que ya contemplaban los expresidentes Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu. Ambos proyectaron la construcción de un pabellón para 10.000 espectadores que costaría 90 millones de euros. Desde hace años, estas cifras quedaron obsoletas.
Bartomeu, primero, y Laporta, ahora, asumen que el futuro Palau debe tener unas 15.000 localidades para ampliar los abonados al baloncesto y aumentar los ingresos anuales con la explotación de otras actividades. Hace dos años, el actual presidente cifró en 420 millones de euros el coste del nuevo Palau y el Petit Palau.
El dinero de Estados Unidos
El presupuesto del Camp Nou y la adecuación de su entorno juegan en contra de la financiación del Palau. Laporta asegura que tiene recursos para construir un nuevo pabellón, pero las cifras no encajan. Y mucho menos si quiere levantar un Palau de última generación.
Laporta y sus ejecutivos buscan soluciones. Y las buscan en Estados Unidos, donde el Barça acaba de hacer su gira de pretemporada con el equipo de fútbol. El presidente ha contactado con Goldman Sachs y otras compañías estadounidenses para que asuman la construcción total o parcial del futuro Palau a cambio de su explotación.
Las ventajas del nuevo Palau
Las obras del nuevo Palau no empezarán, posiblemente, hasta 2026. El proyecto, en fase de estudio, deberá ser aprobado por el Ayuntamiento de Barcelona y Laporta sabe que solo podrá estrenar esta instalación si es reelegido presidente dentro de dos años.
Laporta, a medio plazo, quiere que el baloncesto no sea una sección deficitaria. O que tenga un impacto como el actual en las cuentas del club. También intuye que un futuro pabellón permitirá que el Barça pueda fichar a las grandes estrellas del mercado. Ycree que su plan pasa por un Palau con el doble de localidades que el actual y una amplia oferta de asientos VIP y palcos. Quiere que sea su segunda gran obra y persiste en la búsqueda de dinero en Estados Unidos.