A Joan Laporta le quedan seis días para cerrar el actual ejercicio. Para cuadrar las cuentas de un mal año. Al menos, en teoría. La deuda del FC Barcelona oscila entre los 1.000 y los 1.200 millones de euros y el presidente azulgrana sigue sin anunciar el esperado acuerdo con Nike ni consigue nuevos inversores para Barça Studios. La renovación del equipo de fútbol está paralizada, a la espera de conocer la masa salarial que tendrá disponible, y la reforma del Camp Nou suscita cada vez más dudas.
El Barça es, hoy, un club con urgencias deportivas y muchas tensiones económicas. Laporta asegura que los números de la entidad son mucho mejores que en 2021, pero la oposición discrepa. No está claro ni tan siquiera que pueda pagar los salarios profesionales antes del 30 de junio sin pedir otro crédito.
Futbolistas en venta
Laporta, oficialmente, asegura que el Barça no está obligado a vender a ningún crack. Su discurso no parece realista. Tal vez responde a la necesidad de no devaluar a los futbolistas. Antes de fichar, el club debe ingresar dinero por algún jugador. Tal vez, por Araujo. O Raphinha. O Frenkie de Jong. El problema es que la mayoría no quiere irse del Barcelona.
El futbolista con mejores ofertas es Araujo. El internacional uruguayo es el líder de la defensa. Hansi Flick cuenta con él, pero sabe que su venta permitiría fichar a un delantero o un mediocentro. O a ambos. En invierno, el Barça descartó una oferta del Bayern de Múnich, que estaba dispuesto a pagar 80 millones de euros. El Chesea también flirtea con Araujo.
Problemas con Nike
Araujo, de momento, ha rechazado la oferta de renovación del Barça. El club asume que deberá mejorar su salario, pero el futbolista ha paralizado las negociaciones. En las oficinas del Camp Nou intuyen que puede tener una propuesta muy tentadora de otro equipo.
Traspasos al margen, Laporta espera noticias de Nike. Las relación entre el club y la multinacional estadounidense es muy tensa. Las últimas temporadas ha habido problemas de suministro y en la actual se retrasa la presentación de la nueva camiseta por problemas con el logotipo de Nike.
La reforma del Camp Nou
El Barça quiere cerrar un acuerdo por 10 años más con Nike. Es decir, hasta 2038. El club espera ingresar un mínimo de 100 millones de euros fijos por temporada, más un plus por objetivos. La multinacional norteamericana también pagará un bonus de 100 millones que se computarían en el curso actual.
Laporta tiene muchas brechas por cerrar. Y otra muy peligrosa se reabre en los últimos días. La reforma del Camp Nou suscita muchas dudas. Arquitectos y constructores dudan de que se cumplan los plazos marcados por el club y Limak. El deseado regreso al estadio en diciembre de 2024 parece ya una utopía.
Críticas desde los arquitectos
Xavi Vilajoana, exjugador y exdirectivo del Barça, fue muy crítico: "Es una frivolidad que lleguen unos señores y digan que van a hacer esto más barato y en menos tiempo. No creo que acabe tan bien. Me preocupa, porque soy exigente, como ya fui con la junta directiva de Bartomeu". Vilajoana también deslizó que él no piensa sentarse en la tercera grada del Camp Nou, mientras que otro antiguo directivo, Gabriel Masfurroll, aseguró que los proveedores de Limak le han dicho que "el Barça no podrá jugar este año en su estadio".
El Barça tasó en 960 millones de euros el precio máximo que costará la transformación del Camp Nou. En Arquitectes x l'Arquitectura creen que costará mucho más porque "el proyecto sufre muchos cambios". Laporta, mientras, asegura que la recuperación económica del club pasa por el nuevo estadio y ha cifrado en 340 millones de euros los ingresos anuales que obtendrá el Barcelona con la explotación del Camp Nou.
El futuro estadio
"El futuro Camp Nou volverá a ser el mejor campo del mundo", sostiene Laporta, mientras la oposición cuestiona su afirmación y pone como ejemplo el Bernabéu, con un techo retráctil que podrá acoger muchos más eventos. El nuevo estadio tendrá 104.600 localidades, todas cubiertas, 3.000 plazas de parking, ascensores y escaleras mecánicas. Sin embargo, el máximo dirigente ha descartado la instalación de un videomarcador de 360 grados por su alto coste.